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Qué es y qué no es la dislexia

Poco a poco se está averiguando mucho más sobre la dislexia, una dificultad ESPECÍFICA del aprendizaje de la lectura y escritura. Aún queda mucho por avanzar, al menos está dejando de ser un factor completamente desconocido, y, por tanto, no identificado. Esto supone que con este avance se está logrando que esta dificultad de aprendizaje deje de asignarse a otras causas y mejore su reconocimiento.

Aquí vemos un breve resumen de qué supone la dislexia, y algunos errores comunes que se relacionan con la dislexia o dificultad específica del aprendizaje, por falta de conocimiento:

  • Qué no es la dislexia: Alguien con dislexia no es “tonto”. No tiene una inteligencia inferior a la de sus compañeros de su misma edad.
  • Qué sí es la dislexia: Es una dificultad específica para el aprendizaje de la lectura y escritura, que no afecta a otras áreas del aprendizaje (aunque esta dificultad, a largo plazo, puede dificultad el aprendizaje de materia que se basen en la lectura de textos).

  • Qué no es la dislexia: Alguien con dislexia no es alguien vago. Durante muchos años el desconocimiento de la dislexia y su falta de investigación suponía que los profesores pensaban que aquellos niños a los que les costaba más leer o aprender otras asignaturas que se basan en el aprendizaje de textos, eran vagos, no se esforzaban y por eso no aprendían. Eso sólo conlleva que estos niños, que en realidad muchas veces se esfuerzan más que los demás, terminen por frustrarse y realmente abandonan sus esfuerzos. Por eso es importante identificarlo y buscar la ayuda necesaria.
  • Qué sí es la dislexia: Tener dislexia implica que habrá que esforzarse un poco más que los demás para aprender las mismas reglas de lectura, como el sonido que tiene cada letra, cómo se pronuncia cada grupo de letras o sílabas, etc. Esto requerirá practicar más que para sus compañeros de clase.

  • Qué no es la dislexia: En incontables ocasiones se asume que el diagnóstico de dislexia supone una condena al fracaso, una imposibilidad de aprender, de conseguir éxito académico o laboral.
  •  Qué sí es la dislexia: No, no y no. Hay tantísimos ejemplos de personas mundialmente exitosas que desvelan su dislexia. Algunos son Pablo Picasso, John Lennon, Orlando Bloom o Einstein. La dislexia no impide el éxito. Esto no significa que todos vayamos a ser famosisímos, pero sí son ejemplos de que con esfuerzo se puede salir adelante y seguir una vida cotidiana completamente normal realizando los más diversos trabajos.

  • Qué no es la dislexia: La dislexia se puede “curar”.
  • Qué sí es la dislexia: En realidad, la dislexia es un trastorno con base neurobiológica, lo que significa que es algo con lo que siempre se va a convivir. Probablemente no serán aficionados a la lectura, pero esto no supone una condena al fracaso, como ya hemos visto, sino que se necesitará intervención temprana y técnicas apropiadas de aprendizaje para compensar las dificultades.

  • Qué no es la dislexia: La culpa es de los profesores o padres, que no les han sabido enseñar bien o no han fomentado la lectura en casa.
  • Qué sí es la dislexia: Una persona tendrá dislexia independientemente del método de enseñanza se utilice. Lo que sí es cierto es que hay determinadas técnicas de enseñanza que sí pueden fomentar la mejora en la dislexia (las que se basan en la relación de las letras o grafías con cada sonido o fonema), pero, como ya sabemos, la dislexia estará ahí igualmente.



10 consejos para fomentar el hábito de lectura en casa


¿Es difícil que tu hijo se ponga a leer él solo, sin que nadie le insista? Aquí te damos unos consejos que puedes poner en práctica desde casa para que a tu peque le apasione la lectura.

     1.  Empieza desde que es pequeño:
Acostumbra a tu peque desde el primer día a que la lectura es parte de vuestra vida diaria. A los bebés les encanta la voz tranquilizadora de alguien leyendo en voz alta. También puedes compartir tiempo con tu hijo leyéndole un cuento cada noche, creando una nueva rutina en la que poco a poco él irá participando más activamente, hasta que llegará un momento en que le surjan por sí mismo esas ganas de leer cada noche. Así conseguirás que la lectura sea parte de su vida desde el principio, haciendo que "se enganche" por las historias ocultas en los libros desde pequeño.

     2.  Asegurarte de que te vean leer:
Los niños aprenden muuuucho por observación. Si ven que sus padres, sus figuras de referencia más importantes, se comportan habitualmente de determinada manera, probablemente ellos acaben teniendo un comportamiento similar. Por ello, tendremos que tener cuidado con nuestras conductas negativas (como tratar de no resolver situaciones conflictivas o frustrantes perdiendo la paciencia y a gritos), pero también tratar de desarrollar conductas que queremos que nuestros peques imiten (ya sea leer libros, revistas, blogs…). Será difícil pretender “forzar” a nuestros hijos a leer (y aún más teniendo en cuenta el esfuerzo que les supone) si nosotros nunca leemos.


     3.  Regala libros:
Un regalo siempre representa algo que se desea, que crees que la otra persona va a valorar, se relaciona con algo positivo. Por ello, si a tus peques les regalas libros, lo relacionaran como una “recompensa”, en lugar de como un castigo. Muchas veces se utiliza una recompensa TRAS haber hecho el “esfuerzo” de leer, asociando así el hecho de leer con un trabajo costoso que no se debería hacer sin una motivación externa, como: “Si lees 15 minutos puedes salir a jugar”. Lo que tratamos de hacer aquí es lo contrario, es hacer que la propia lectura se convierta en una recompensa en sí misma, que sea emocionante recibir un libro y leer.

     4.  Escoge libros apropiados:
En cuanto a la dificultad de lectura, asegúrate de que es la apropiada escogiendo bien la sección de su nivel en la biblioteca o librería. Si el libro es demasiado largo para el niño acabará perdiendo el interés, al igual que si tiene demasiadas palabras desconocidas. También es importante que el libro sea apasionante para el niño, y de un tema que le interese, así no querrá parar de leer hasta que descubra qué es lo siguiente que pasará en la historia. Buscamos que “se enganche” a leer, que descubra lo reforzante que puede ser un libro, ya que si se descubre la pasión por la lectura desde peque, no se verá esta tarea como una obligación, sino como un hobby.
Una buena idea es buscar opiniones de libros entre conocidos o páginas web, para asegurarnos de que hacemos una buena elección.

     5.  Prepara un espacio de lectura:
Sera incluso mejor si lo preparas con él, para que comparta tu entusiasmo por este proyecto. No tiene que ser un espacio enorme, bastaría con una pequeña estantería al lado de una silla, o una mesita en la esquina del sofá o en su habitación. Hay que elegir un lugar con buena luz en el que podamos dejar sus libros favoritos o el que está leyendo en ese momento, para que el pequeño sepa que, cuando desee, tiene un sitio cómodo y acogedor para leer, con todos los libros a su alcance, fomentando, de nuevo, su sensación de que tiene capacidad de decisión.

     6.  Deja que elija qué quiere leer:
Que sea él quien tome la decisión de qué leer. Esto le dará más ganas de leer, ya que ha sido él quien ha querido hacerlo, se sentirá más autónomo y con capacidad de decisión. Así te asegurarás de que el tema que ha escogido le entusiasma y es el que le apetece en ese momento. En “su biblioteca de casa” podrá elegir cualquier libro en cualquier momento, ya que estarán siempre accesibles y adaptados a su nivel. 

     7.  Léele tú mismo:
Esto es suuuuuúper importante. Cuando son pequeños, y aun no saben leer, si nosotros les leemos comenzarán a descubrir la pasión y la emoción que puede desencadenar un libro, además de poder crear lazos más fuertes y compartir actividades placenteras con nuestro hijo. Una vez que comienzan a leer, al principio supone un esfuerzo grandísimo, tienen que estar más pendientes de tratar de descifrar ese lío de letras que de disfrutar (e incluso enterarse) de la historia. Lo mismo ocurre si nuestro peque tiene dislexia o dificultades específicas en la lecto-escritura, la lectura se convierte más en un sacrificio que una actividad placentera. Por ello, si nosotros les leemos podrán disfrutar de la historia, y poco a poco podremos ir delegando en ellos alguna tarea: Como leer la frase que diga algún personaje, luego que sean ellos los que se encarguen de algún párrafo, luego leyendo una página cada uno... ¡Siempre asegurándonos de que el niño está comprendiendo bien la historia!

     8.  Exagera en la lectura:
¡Entusiásmate! ¡Emociónate! En vez de leer con un tono monótono cada párrafo del cuento, cambia las voces poniendo una a cada personaje, ponle emoción al cuento enfatizando las preguntas, las exclamaciones, las aventuras, los problemas y sus soluciones… Representa incluso el sonido del coche en caso de que aparezca uno, de la vaca, del perro, ¡de lo que sea! Esto aumentará también el entusiasmo de tu peque por el cuento. 

     9.  Relee y vuelve a releer los libros favoritos:
Ese cuento que ya le has leído una vez y le encantó. Que le volviste a leer porque te lo pidió. Que le leíste una vez más y comenzó a ser él mismo quien hacía las voces de los personajes porque se lo está empezando a aprender de memoria. No importa. Leedlo juntos las veces que haga falta. Volved a leerlo. (Reprime tu aburrimiento si ya estás harto de leer el mismo cuento durante un mes). Esta repetición hace que tu peque deje de ser sólo quien escucha la historia que le lees, a que sea también quién participa, quien se sabe los diálogos y sus partes preferidas… De nuevo creando la emoción por la lectura.

     10.  Llévale a la biblioteca:
Servirá para que vea la biblioteca como un lugar conocido, al que puede ir cuando desee, y donde encontrar miles de aventuras. Es el sitio perfecto para ver, tocar, y elegir entre montones de opciones sin gastar nada. Que el dinero no sea un obstáculo para la lectura. Y lo mejor es que en muchas bibliotecas programan actividades en las que se leen cuentos para los niños que deseen ir, o se hacen actividades de representación teatral, donde, además, podría conocer a otros niños de su edad y seguir fomentando la pasión por la lectura.



Estas son algunas ideas para conseguir que a tu peque le guste leer y decida hacerlo sin tener que obligarle, disfrutando de ello en lugar de viéndolo como un castigo. ¿Se os ocurren más ideas para lograrlo? ¿Hacéis alguna otra cosa desde casa para conseguirlo? Me encantaría saber vuestras ideas, ¡y seguro que ayudan a más gente!


Belén Tomé - Psicóloga



¿Qué es la dislexia?

La dislexia se enmarca dentro de los un grupo de trastornos denominados “Dificultades de Aprendizaje” (DA). Dentro de esta agrupación podemos encontrar diferentes subtipos de  dificultades de aprendizaje, como pueden ser:
-       Problemas escolares: El alumno presenta dificultad para aprender por alguna causa externa a él, como falta de   motivación o problemas en el cole o en casa.
-       Discapacidad Intelectual Límite: Presentan dificultad para aprender en general.
-       Dificultades Específicas de Aprendizaje (DEA): En este subgrupo se enmarca la dislexia y la discalculia.

Quien tiene una Dificultad Específica de Aprendizaje no tiene problemas intelectuales, no se debe a un mal programa formativo, no es por falta de motivación o de esfuerzo... Tener DEA tampoco se debe a problemas físicos y psíquicos. Es decir, se tiene todo lo necesario para aprender algo, pero no lo aprende. Y es precisamente el último factor el que hace que quien intenta enseñar una determinada materia a alguien con dislexia o discalculia se frustre, porque es difícil de comprender, es difícil ponerse en su piel.


Lo más curioso de las Dificultades Específicas de Aprendizaje ya se pude entrever en su nombre: Son específicas. Es decir, a alguien con dislexia SÓLO le costará el aprendizaje de la lectura (al menos los primeros cursos, más adelante es posible que empañe el aprendizaje de otras asignaturas que basan su aprendizaje en la lectura), y alguien con discalculia presentará dificultad de aprender SÓLO los cálculos numéricos. Por eso nunca se debe confundir a alguien con dislexia o discalculia con alguien “vago”, ni mucho menos “tonto”. Consiste en una incapacidad funcional para recibir y procesar esa información específica.

Inicialmente la dislexia implica el problema principal de dificultad en el reconocimiento de letras, conversión grafema-fonema (de la letra escrita en su sonido), múltiples sustituciones de letras, omisiones, adiciones, inversiones, lentitud, tanto en la lectura como en la escritura. En los primeros años no se suele dar mucha importancia a sus dificultades porque el niño suele ir pasando de curso con su trabajo, y suelen pasar desapercibidos, ya que no llaman mucho la atención al sólo fallar en una materia entre tantas.

Al no solucionarse, se dificulta a largo plazo el aprendizaje de la comprensión de palabras, de textos y el aprendizaje de otras materias (como la imposibilidad de aprenderse un libro de texto de ciencias naturales si te lleva muchísimo tiempo y no entiendes nada de lo que lees, como podemos ver en este ejemplo).

Y lo más preocupante, se suele asociar a pérdida de motivación por los estudios y al abandono escolar, en muchas ocasiones por la falta de conocimiento sobre la dislexia en los coles, la falta de comprensión y de apoyo que reciben estos alumnos, que hace que se crean lo que otros les hacen creer, “que no valen para eso”. No hay más que ver el vídeo de este enlace: El poder de tus palabras en el rendimiento de niños con dislexia.

Por ello, nunca se puede acusar a alguien con dislexia de falta de esfuerzo, de falta de interés… En muchas ocasiones se esfuerzan más que otros niños, y aun así no consiguen lo mismo objetivos. Lo que deberíamos hacer es todo lo contrario, reforzar cada uno de sus esfuerzos, independientemente de si el resultado es acertado o no, para que siga esforzándose y con el tiempo, su lectura y escritura vaya mejorando.


Belén Tomé   -   Psicóloga


Por qué no quitar importancia a las dificultades de lectura

Hay mucho que podemos hacer para ayudar a quienes le cuesta especialmente leer y escribir correctamente, nos encontremos frente a un diagnóstico de dislexia o simplemente ante una dificultad transitoria y que irá desapareciendo con la práctica. La solución no es ignorar el problema.

En ambos casos (con dislexia o un aprendizaje de la lecto-escritura más lento) lo peor que podemos hacer es pensar que el problema “se solucionará solo”, ya que así solo conseguimos que se produzca lo conocido como “efecto bola de nieve”. Esto quiere decir que el problema, lejos de disminuir, irá creciendo poco a poco. Al comenzar con el aprendizaje de la lectura, puede que a los niños les cueste más alguno de los múltiples procesos que implica la lectura, como puede ser el reconocimiento del sonido de algunas letras, o cómo suena la combinación de una sílaba de dos letras, o de tres, o de sílabas trabadas, el acceso al significado de las palabras, etc.

Si nos fijamos, cada uno de los pasos depende de saber realizar correctamente el paso anterior. Por ejemplo, aprender a leer una sílaba con dos letras requiere saber cómo suena cada letra independientemente, para combinar sus dos sonidos y pronunciar una seguida de la otra (esto tan solo en las llamadas lenguas transparentes como el español, en las que a cada letra le corresponde siempre un solo sonido, frente a las lenguas opacas como el inglés). Vemos que para saber cómo suena la sílaba “ma”, debemos reconocer el sonido “mmm” y el sonido “aaa”, para luego pronunciarlos uno detrás de otro. Debemos ser capaces de leer una palabra para poder acceder a su significado. Debemos ser capaces de entender el significado de las palabras, para poder entender el significado de una frase…

EjerciciosDislexiaPor ello, si no trabajamos ese pequeño factor que inicialmente le cuesta al pequeño, lo único que conseguiremos será que se vayan acumulando las dificultades y retrasándose o empeorando el proceso de lectura: Ese efecto bola de nieve del que antes hablábamos. ¿Por qué? Porque el proceso de aprendizaje de la clase no se va a detener, va a seguir un ritmo continuo, avanzando en la enseñanza de las competencias que son necesarias para leer y escribir correctamente, aunque uno de los niños aún no haya aprendido o interiorizado correctamente el paso anterior. Esto sólo puede suponer que el siguiente paso no lo aprenderá junto al resto de sus compañeros debido a la dificultad que ya presentaba en el paso anterior. La implicación lógica de esta situación es que ya no sólo tendrá dificultad en la realización de ese primer paso que le costaba, sino también en el siguiente, que se basa en la correcta realización del anterior.

Este efecto de acumulación de dificultades puede llegar hasta cursos más avanzados en los que la lectura y la escritura se dan por sentados y son la base del aprendizaje de otras materias: Biología, geografía, química, física, literatura… Todas esas asignaturas que requieren que seamos capaces de leer eficientemente para aprender.

Algo fundamental en el aprendizaje de la lecto-escritura es adquirir una adecuada conciencia fonológica, y aquí tenéis algunas ideas para fomentarla, así como la posibilidad de mejorarla incluso con juegos como los de siempre. También será importante el desarrollo de la comprensión lectora, con ideas como esta.

En conclusión, podemos ver así lo fundamental que resulta no quitarle importancia a estas dificultades, aunque al principio no parezcan demasiado relevantes, y trabajar con ellas desde que se detectan para evitar que poco a poco sean cada vez mayores.


Belén Tomé – Psicóloga



El poder de tus palabras en el rendimiento de niños con dislexia.

Estoy segura de que, si haces un poco de memoria, puedes encontrar alguna cosa que nunca has llegado a hacer porque alguien (o todo el mundo) dijo que no lo conseguirías, o que era algo imposible. Por ejemplo, no haber llegado a comenzar siquiera esa dieta que siempre pospones, no haber echado el curriculum en ese puesto de trabajo para el que había tantísimos aspirantes, no haber tratado de arreglar ese mueble de casa… Porque alguien te dijo que no podrías, que no valías, que era imposible.
Cuando llegamos a creer firmemente que, hagamos lo que hagamos, independientemente de todo el empeño que pongamos, no vamos a conseguir algo, simplemente no haremos ni el mínimo intento por lograrlo. Podemos pensar… ¿Para qué me voy a esforzar si igualmente no lo voy a conseguir?

Seguro que lo habéis escuchado alguna vez. Es ya famoso aquel proverbio que versa “Y como no sabía que era imposible, lo hizo”. Me parece muy apropiada esta historia que leí hace poco:

Había una vez dos niños que patinaban sobre una laguna helada. Era una tarde nublada y fría pero los niños jugaban sin preocupación. De pronto, el hielo se reventó y uno de los niños cayó al agua, quedando atrapado. El otro niño, viendo que su amigo se ahogaba bajo el hielo, tomó una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logró romper la capa helada, agarró a su amigo y lo salvó.
Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaban cómo lo hizo, pues el hielo era muy grueso. “Es imposible que haya podido romperlo con esa piedra y sus manos tan pequeñas”, afirmaba.
En ese momento apareció un anciano y dijo:
   - Yo sé cómo lo hizo.
   - ¿Cómo?
   - No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo.

El nombre para este suceso es el Efecto Pigmalión. Consiste en que las creencias que una persona tiene sobre otra pueden llegar a hacerse realidad. Pueden llegar a afectar a la conducta, y en consecuencia, al rendimiento de esa persona. Es como una Profecía Autocumplida, porque somos nosotros mismos quienes permitimos que ésta se cumpla. Esas expectativas que alguien tiene sobre nosotros nos incitan a actuar de manera que esa creencia se vuelva cierta.

EjerciciosDislexiaHace muchos años, Rosenthal y Jacobson realizaron un estudio súper interesante sobre este tema. Hicieron creer a los profesores de un colegio que determinados alumnos, elegidos aleatoriamente, eran los más inteligentes y capacitados de la clase. Les dijeron que habían obtenido una puntuación elevadísima en un test, que eran superdotados, cuando, en realidad, sus resultados eran similares a los del resto de alumnos. La consecuencia fue que, efectivamente, a final de curso, al valorar sus resultados académicos, consiguieron mucho mejores resultados escolares y mejores calificaciones en los exámenes. ¿Cómo podemos explicar esto? Gracias a la profecía autocumplida o Efecto Pigmalión que llevaron a cabo los profesores. Su expectativa era que esos alumnos obtuvieran mejor rendimiento y calificaciones, de manera que, inconscientemente, se esforzaron más en solventar sus dudas, les hicieron creer en sí mismos, y estimularon en mayor medida su aprendizaje.

Nos esforzamos mucho por educar a nuestros hijos lo mejor posible. Les decimos lo que está bien y lo que está mal, tratamos de enseñarles a que respeten a los demás, a que se esfuercen… Pero tenemos que tener en cuenta que también le transmitimos las expectativas que tenemos sobre ellos. Si creemos en nuestros pequeños, ellos también creerán en sí mismos, y será mucho más fácil alcanzar el éxito en aquello que se propongan. En este enlace tenéis mucha más información sobre lo importante que es el Efecto Pigmalión en nuestra vida cotidiana.

Hace poco encontré este vídeo, y me parece que narra a la perfección cómo nos puede jugar una mala pasada las expectativas que alguien tenga sobre nosotros. Pero también al revés, también puede darnos alas para conseguir lo que se quiera. Si tenemos un hijo con dificultades de aprendizaje o dislexia no se lo hagamos aún más difícil, confiemos en él y hagámoselo ver. No permitamos que se dé por vencido y mucho menos antes de intentarlo.


¡No tiréis la toalla, con esfuerzo todos podemos lograr aquello que nos propongamos!


Belén Tomé - Psicóloga


Ejercicios para mejorar la autoestima familiar

La autoestima es fundamental para lograr que estemos seguros de nosotros mismos, que tengamos relaciones más satisfactorias con los demás, así como un comportamiento más positivo, mayor rendimiento académico... Por ello, os propongo unos ejercicios para hacer en familia y lograr que nuestra autoestima sea más positiva, queriéndonos con nuestras potencialidades y limitaciones.

Tener una alta autoestima nos ayudará a protegernos de las adversidades, y a luchar con más fuerza cuando se nos presenten. Así, será todavía más importante tratar de potenciar nuestra autoestima en el caso de tener dificultades de aprendizaje de la lectura, ya que, por si fuese poco sólo con la dislexia, en muchas ocasiones viene acompañada por una autoestima dañada.

EjerciciosDislexiaNuestra autoestima depende de las creencias que tenemos sobre nosotros mismos en las diferentes dimensiones de nuestra vida, y por nuestra valoración sobre cada una. Será importante conocer algunos ejercicios para potenciarla autoestima a nivel social (como los que tenéis en el enlace), pero también a nivel familiar, ya que en muchas ocasiones la dislexia acaba apoderándose de toda la atención en la familia, haciendo que en ocasiones se olviden las grandes capacidades de cada miembro, lo cual acaba generando muchas tensiones.

Por ello, hoy os propongo algunas divertidas dinámicas para hacer con vuestros pequeños con dislexia y fomentar la autoestima de toda la familia, ¡sin necesidad de moveros de casa!


EL JUEGO DE LAS SILLAS
Si queréis jugar a esto en casa, ¡cuidado de no hacerlo al lado de nada que se pueda romper! ¿Y esto por qué? Porque por un rato tendremos que eliminar la norma de no correr por casa… Como en el juego de las sillas que seguro que conoceréis, haremos un círculo con ellas, poniendo una menos de los que seamos jugando (y cuantos más seamos, ¡mejor!). Se pondrá música, y cuando ésta pare, toda la familia tendrá que correr a buscar asiento. Lógicamente, alguien quedará sin encontrar sitio, pero seguro que no le importa “perder”. Esta persona se colorará en el centro del círculo, y todos los demás tendrán que decirle una cosa que les gusta de ella (lo mucho que ayuda en las tareas del hogar, cuánto alegra al resto de la familia, lo mucho que les gusta lo contento que está por las mañanas…). Seguiremos con el juego hasta que al menos todos los participantes hayan “perdido” una vez.


ANTES Y AHORA
Todos los miembros de la familia que quieran participar tendrán que sentarse en círculo, y pensar un aspecto en el que quien tengan a la derecha ha mejorado con el paso del tiempo. Puede ser algo importante, o pequeñas cositas (desde un cambio de trabajo, a que ahora sabe hacer la cama mejor, o se acuerda de lavarse los dientes sin que nadie se lo recuerde, o una comida nueva que se ha aprendido a hacer). Así, toda la familia, tuviese la autoestima más alta o más baja, se sentirá más competente al darse cuenta de que, en muchas ocasiones, sin proponérnoslo, hemos mejorado. Entonces, si encima nos lo proponemos, ¿no podríamos mejorar todavía muchísimo más y en diversos aspectos?



Belén Tomé - Psicóloga


Ejercicios para mejorar la autoestima a nivel social

Las dificultades de aprendizaje, como la dislexia, pueden implicar que la valoración que hacemos de nosotros mismos, nuestra autoestima, se vea dañada. Por ello, será importante fomentar la autoestima de cada niño desde todos los contextos posibles.

Todos, desde pequeños, tenemos un conjunto de ideas, creencias y actitudes sobre nosotros mismos. Es el conjunto de atribuciones que definen quiénes somos, nuestro autoconcepto.
Por otra parte, cada uno hacemos una valoración sobre nosotros mismos, una valoración sobre quiénes somos, determinando esto nuestra autoestima.
La autoestima de cada persona está formada por varias dimensiones, incluyendo cómo valoramos nuestra imagen física y nuestra habilidad, cómo valoramos nuestra situación social, familiar, y por supuesto, nuestra situación académica.

En el caso de los estudiantes con dislexia, en cuanto se comienza a trabajar con la lectura, tanto ellos mismos como sus propios compañeros comienzan a ser conscientes de que algo pasa, de que no aprenden como los otros niños de su clase. Esto puede dañar la autoestima:
-       A nivel académico, al verse menos competentes que los demás.
-    A nivel social, por la posibilidad de que sus compañeros le vean como diferente, o que él mismo decida aislarse porque ya se ha deteriorado su autoestima en otros niveles y piensen que todo se les da mal, que no son buenos en nada.
-      A nivel familiar, por un inicial desconocimiento sobre qué sucede (no se nace sabiendo que se tiene dislexia), así como debido al gran nivel de esfuerzo que se requiere desde la familia. Es posible que el niño sienta que todo lo hace mal, que generalice sus dificultades.

Ejercicios dislexia
Por ello, será importante tratar de aumentar la autoestima en todos los niveles o dimensiones posibles. La autoestima a nivel académico aumentará a medida que el niño vaya mejorando su competencia lectora y de escritura con el trabajo que realizamos continuamente con él (aquí os dejo algunas ideas para mejorar la comprensión lectora, o mejorar la escritura de palabras). Por ello, en este post comenzaremos proponiendo algunas divertidas actividades para tratar de mejorar la autoestima a nivel social en niños con dislexia o dificultades de aprendizaje de la lecto-escritura. En la próxima entrada propondremos otras dinámicas para mejorar la autoestima a nivel familiar, que, como hemos visto, también puede deteriorarse.


LA TELARAÑA DE LA RED SOCIAL:
Una dinámica muy utilizada y divertida consiste en que toda la clase se coloque en un círculo, teniendo uno de los alumnos un ovillo de lana en la mano. La primera persona, agarra un extremo y lanza el ovillo de lana a otra persona cualquiera del círculo, a la vez que dice una buena cualidad suya (sé cocinar, ayudo a mi madre a quitar la mesa, tengo un pelo muy bonito, ayudo siempre a mis amigos…). Cada vez que alguien recibe el ovillo, rodea su cuerpo con él, y antes de volver a lanzárselo a otra persona, dirá algo positivo que sabe hacer o algo bueno de sí mismo, en voz muy alta y firme.
Cuando todos hayan dicho al menos una o dos cosas positivas sobre sí mismos, habremos formado dentro del círculo una telaraña de lana, una red entre todos nosotros que será fuerte y estable. Si una persona tira de una de las cuerdas de la telaraña, todos los demás sentirán la tensión. Si se rompe una sola cuerda del círculo, toda la telaraña caerá. Esto representa la importancia de que todos se sientan bien consigo mismos y con los otros para que un grupo funcione.
Otra alternativa es que al tirar el ovillo de lana el alumno diga algo bueno sobre el compañero al cual se lo está lanzando, fomentando así que todos se den cuenta de que los demás ven características buenos en ellos, evitando que ninguno de los estudiantes piense que sólo tiene cosas malas.


EL ABANICO DE LA AUTOESTIMA:
Esta dinámica también es muy conocida porque es súper efectiva con muchos tipos de grupos, desde niños pequeños hasta adultos.
Para llevarla a cabo se colocarán las mesas en clase haciendo un gran rectángulo para que todos los compañeros se puedan ver entre sí. Cada uno tendrá un folio, y lo doblará en abanico, es decir, haciendo pequeños dobleces cada vez hacia un lado, hasta que quede como se ve en la foto. Si los niños son muy pequeños, la profesora o adulto que esté con ellos les puede ayudar en la tarea. Cada uno pone su nombre en el primer doblez que queda fuera del abanico, siendo visible. Cuando el profesor cuenta hasta tres, se pasa el abanico al compañero de la derecha, de manera que todos tengan el folio de otra persona. Cada uno tendrá que escribir un aspecto positivo del dueño del abanico (sabrá de quién es porque está escrito su nombre), ya sea de algo que se le da bien hacer, algo de su aspecto físico que le gusta, cualquier cosa positiva. El profesor vuelve a contar hasta tres, y se pasa el abanico hacia la derecha de nuevo, repitiendo el proceso hasta que cada abanico vuelve a su dueño, lleno de cosas positivas que los demás piensan sobre él. Lo desdoblamos, y leemos todo lo que nuestros compañeros ven positivo en nosotros.

Ejercicios dislexia

Esta dinámica ayuda a ver que aunque todos tenemos cosas que se nos dan peor, SIEMPRE hay cosas que se nos dan fenomenal, y que aunque todos somos distintos, todos somos buenos en algo.


Belén Tomé - Psicóloga


Mejorar la comprensión lectora en niños de primaria con dislexia

En personas con dislexia la comprensión lectora suele resultar misión imposible, y más a medida que los niños se hacen más mayores y la complejidad de los textos aumenta con cada curso, desde primaria hasta cursos más avanzados. Por ello os daré algunas ideas para mejorar la comprensión lectora en personas con dislexia o dificultades de lectura.

Ejercicios Dislexia
A los pequeños con dislexia les cuesta tanto entender los textos porque tienen que dedicar todos sus esfuerzos a tratar de descifrar poco a poco las palabras, buscar en su memoria su significado, luego hacer lo mismo con las siguientes palabras, para tratar de buscar el significado de la frase completa… Y así continuamente. Visto así, es fácil comprender que al tener que dedicar tanta atención y esfuerzo a cada frase, finalmente no les queden recursos para recordar y entender el significado conjunto de todo el texto. Es decir, les queda mucho menos espacio en su mente para dirigir sus esfuerzos a tareas más complejas que el descifrar palabras, como es la comprensión del texto. Y de ahí la frustración que frecuentemente presentan, y el rechazo por seguir con el esfuerzo sin resultados que les supone leer.

En cambio, quienes no tienen dificultades realizan todos estos pasos de manera completamente automática y sin ser conscientes, lo que, en parte, explica por qué es tan complejo que alguien que no conoce la dislexia y sus implicaciones (como, desgraciadamente, muchos profes) empaticen, comprendan y ayuden a quienes la padecen.

Antes de profundizar en la estrategia que plantearemos hoy, tal vez sea de utilidad recordar algunas actividades y ejercicios súper útiles para mejorar la comprensión lectora, como estos juegos para mejorar en casa la comprensión lectora o ideas para mejorar la habilidad de realizar inferencias mejorando la comprensión.

Por ello, una habilidad más que tendremos que fomentar en nuestros hijos con dislexia o con dificultades en la lectura es la metacognición. ¿Y esto qué es?, os preguntaréis. Esta palabreja (que no me he inventado yo) se refiere a que tenemos que ser conscientes de todo aquello que pasa por nuestra cabeza (o en este caso, la de ellos mismos). Es “el conocimiento del nuestro propio conocimiento”. Esta conciencia de lo que pensamos nos servirá para darnos cuenta de si estamos entendiendo o no el texto que estamos leyendo.
Cuando somos inexpertos o tenemos dificultad con la lectura, si texto presentase frases que no concuerdan con el resto, podríamos no darnos ni cuenta (imaginémonos otra vez este texto de ingeniería electrónica para entender a los pequeños con dislexia, donde nunca encontraríamos incongruencias porque no entendemos absolutamente nada). De hecho, será más probable que identifiquemos incongruencias al escuchar la misma información que al leerla, porque tendremos más atención libre que al leer un montón de palabras que nos suponen mucho esfuerzo.

Para mejorar estas habilidades metacognitivas podemos proporcionar a los niños una serie de preguntas generales que se puedan hacer a sí mismos a medida que leen. Algunas preguntas muy útiles que les podemos enseñar a que se planteen siempre son:
-    ¿Qué sé yo sobre el tema central del texto? El niño debería saber reconocer cuál es la idea principal del texto. Por ejemplo, con un texto que hable sobre dinosaurios, el niño debería plantearse a sí mismo si sabe qué es un dinosaurio, y qué información conoce sobre ellos, para que le facilite la lectura del resto del texto, buscando información nueva que complemente lo que ya sabe, o encontrando nueva información que aun no sabía.
-   ¿Cuál es su contexto? Es diferente si lee un libro que le han mandado en clase (donde debería leerlo con intención de aprenderlo), que si lee un libro que ha cogido porque le interesa (lo que leerá con intención de entretenerse o divertirse), ya que la manera en que habrá de centrar la atención será muy diferente.
-  ¿Cómo se relaciona este párrafo con el anterior? Es decir, si el siguiente párrafo nos está especificando más información sobre el tema principal anterior; si se proporcionan características; si habla sobre otro tema diferente; etc.
-    Imaginarme preguntas que me podrían hacer sobre este párrafo si estuviera en un examen (incluso aunque el texto lo esté leyendo por mera diversión y no sea para clase, ya que nos aseguraremos así de que comprende perfectamente los detalles).

También podemos proporcionarles ejercicios al acabar, como seleccionar entre varias opciones  (a, b, c o d) que nosotros mismos preparemos, cuál de ellas tienen más sentido según lo que han leído. Otra idea es escribir un texto para nuestros pequeños con dislexia en el que añadamos algunas frases que no tengan sentido en relación con el resto del texto para ayudarles a practicar a encontrar posibles frases inconsistentes con el texto leído, fomentando que se acostumbren a pensar siempre en qué están entendiendo y si encaja con lo anteriormente leído, es decir, promoviendo la metacognición, tan necesaria para la comprensión lectora.


Belén Tomé - Psicóloga


¿Cómo se siente alguien con dislexia?

Si conocéis a alguien a quien han diagnosticado dislexia o dificultades en la lectura, es posible que nos surja una pregunta fundamental: ¿Cómo se siente alguien con dislexia? ¿Qué es lo que ocurre cuando se enfrenta a la lectura? Esto es algo que deberíamos tratar de entender para ayudar lo mejor posible a un niño disléxico. Al ponernos en su situación, nos será más fácil entender cómo se siente y no perder la paciencia al tratar de ayudarle a enfrentarse a la lectura.

Hace poco, un estudiante de ingeniería estaba resolviendo uno de sus problemas cuando se me ocurrió leer su respuesta:
“La razón por la que no ocurre esto reside en el optoacoplador, ya que el fototransistor no llega a saturarse, haciendo trabajar a este en la zona lineal y teniendo una caída de tensión dependiente de la corriente del diodo del optoacoplador. Aquí interviene la CTR (Razón de transferencia de corriente) del optoacoplador la cual nos da la relación existente entre la corriente de entrada y la de salida, esta relación es la causante de que la corriente de salida del opto no sea nunca muy grande y que los 12V caigan en el optoacoplador y no en Vbe2…”


Él, tan acostumbrado a ese lenguaje y ese tipo de problemas,  lo leía sin problema. Yo necesité mucho más tiempo para descifrar cada palabra desconocida. Iba leyendo sílaba por sílaba hasta conformar las palabras, e incluso entonces, no encontraba significado para ellas. Intentaba utilizar el contexto del texto para entender la explicación, pero era imposible al no haber conseguido entender nada del texto y haber olvidado lo que decían las frases anteriores (al tener que centrarme en descifrar las siguientes). ¿Os ha ocurrido esto mismo?

¿Y qué tiene esto que ver con vuestro hijo con dislexia? Muchos de ellos, como nosotros en este caso, se enfrentarán a cada palabra como si fuese desconocida, como si fuese la primera vez que la ven. Irán leyendo sílaba por sílaba, y uniéndolas hasta conformar las palabras, para luego buscar en su mente el significado de cada una de ellas. Es posible que sí sean capaces de encontrar el significado de las palabras, pero la mente tiene unas capacidades limitadas. ¿Qué quiere decir esto? Que cuando hayan conseguido entender la primera palabra, y se vayan a enfrentar a la siguiente, sus recursos estarán tan centrados en descifrar sus sonidos y unirlos hasta encontrar su significado conjunto, que será muy difícil retener a la vez en la memoria que ya habían entendido. Lo más probable es que el resultado final sea una falta total de comprensión y, lo peor de todo, el aumento de la frustración.


Por ello, a la hora de tratar de ayudarles tenemos que tratar de entender que no es que no pongan de su parte o no se esfuercen, sino todo lo contrario. Se esfuerzan más que el resto, y aun así, no obtienen los mismos resultados. Por ello necesitan nuestro apoyo y empatía, no reprimendas. La paciencia tendrá que ser nuestra aliada. ¡Ánimo!


Belén Tomé - Psicóloga