Es de sobra conocida la relación entre la conciencia fonológica y
la habilidad lectora. Por ello, quienes tienen dislexia o dificultades de lectura suelen tener también más
dificultad en ser conscientes de las unidades más pequeñas que forman las
palabras (conciencia fonológica).
¿Por qué es tan importante este
descubrimiento? Porque este avance de investigación científica nos permite
tener ahora la certeza de que la conciencia
fonológica se puede mejorar con diversos ejercicios (con suerte, algunos de
ellos los podemos hacer divertidos). Y, de nuevo, nos podemos preguntar, ¿por
qué centrarnos en trabajar esta habilidad? Porque también se sabe que si la conciencia fonológica mejora,
¡también lo hace la lectura!
Junto al auge de tanta investigación reciente sobre la dislexia,
tenemos la suerte de que va acompañada de investigación sobre métodos para
tratar de reducir su gravedad, así como su impacto en la vida tanto académica
como cotidiana de quienes la padecen. De acuerdo con estos grandes avances,
podemos encontrar muuuuchos ejercicios o actividades dinámicas que pueden
ayudarnos a fomentar la conciencia sobre que las frases se dividen en palabras,
las palabras en sílabas, y las sílabas en fonemas (los sonidos que corresponden
a cada letra).
Como sabemos, lo más importante
para la lectura es la última de las tres, la conciencia fonémica o de los fonemas (sonidos de las letras) que
tiene una palabra. Por ello, ya hemos planteado algunos divertidos ejercicios
para tratar de mejorar esta competencia, como algunos juegos de toda lavida, otros de tratar de encontrar los fonemas comunes en dos palabras, y otros de encontrar el fonema que falta en una palabra.
Pero como esta habilidad es tan
tan taaaan importante, seguimos dándoos ideas
que podéis hacer fácilmente desde casa, que no requieren demasiado
esfuerzo, y además pueden ayudar a que lo paséis bien con vuestros peques con
dislexia. Como siempre, tenemos que recodar tener muuucha paciencia y entender
que quien tiene dislexia muchas veces se está esforzando más de lo que
pensamos, y aun así no obtiene los resultados esperados, por lo que es
importante reforzar y apreciar siempre cada intento. En caso contrario, quien
padece dislexia puede llegar a pensar que “es inútil intentarlo”, o “que no
vale para ello”, cuando esto NO es cierto. Siempre se puede mejorar y lograr
una vida totalmente normal.
La
idea que os propongo probar hoy es ser exploradores
de palabras ocultas. Lo primero que tendremos que hacer es preparar una
lista de palabras que, al añadirle una letra al principio, se transformen en
otra con diferente significado. Aquí os dejo una lista de ideas que se me han ocurrido a mí:
Ojo - Cojo
Ala - Mala
Asa - Casa
Ola - Cola
Ama - Cama
Una - Cuna
Una - Luna
Oca - Roca
Ana - Rana
Ana - Cana
Ahora proponemos al niño
transformar una palabra (ola) en otra (cola). Para ello, siempre de manera oral
y sin que el pequeño vea las palabras escritas, le decimos las dos palabras.
Dejamos que el niño elija una de las dos, y nosotros nos quedamos con la otra.
Ahora rompemos nuestra palabra en sus golpes de voz o sílabas (o-la), y pedimos
al niño que haga lo mismo con la suya (co-la). Contamos el número de sílabas
(ambas tienen dos), y en un folio dibujamos tantos cuadrados como sílabas tenga
y el niño hará lo mismo en su papel. Empezando por el primer cuadrado,
comparamos nuestra sílaba alargando mucho sus sonidos (ooooooooo) con la del
niño (cccccccooooo), y luego hacemos lo mismo con el segundo cuadrado
(jjjjjjjooooo). Pedimos al niño que nos diga dónde las dos palabras son
diferentes (se diferencian sólo en la primera sílaba o cuadrado). Ahora sólo
nos falta encontrar en qué se diferencian ambas palabras, para lo cual volvemos
a alargar los sonidos del primer cuadrado de cada palabra, hasta que el niño se
de cuenta de que el fonema diferente entre ambas palabras es sólo la C del
principio de la palabra “Cojo”.
Podemos hacer el juego con
tantas palabras como se nos ocurran, y cuanto más practiquemos, más habilidad
tendrá el niño y menos esfuerzo le irá costando, ¡lo cual también acabará mejorando la lectura!
Belén Tomé - Psicóloga