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10 consejos para fomentar el hábito de lectura en casa


¿Es difícil que tu hijo se ponga a leer él solo, sin que nadie le insista? Aquí te damos unos consejos que puedes poner en práctica desde casa para que a tu peque le apasione la lectura.

     1.  Empieza desde que es pequeño:
Acostumbra a tu peque desde el primer día a que la lectura es parte de vuestra vida diaria. A los bebés les encanta la voz tranquilizadora de alguien leyendo en voz alta. También puedes compartir tiempo con tu hijo leyéndole un cuento cada noche, creando una nueva rutina en la que poco a poco él irá participando más activamente, hasta que llegará un momento en que le surjan por sí mismo esas ganas de leer cada noche. Así conseguirás que la lectura sea parte de su vida desde el principio, haciendo que "se enganche" por las historias ocultas en los libros desde pequeño.

     2.  Asegurarte de que te vean leer:
Los niños aprenden muuuucho por observación. Si ven que sus padres, sus figuras de referencia más importantes, se comportan habitualmente de determinada manera, probablemente ellos acaben teniendo un comportamiento similar. Por ello, tendremos que tener cuidado con nuestras conductas negativas (como tratar de no resolver situaciones conflictivas o frustrantes perdiendo la paciencia y a gritos), pero también tratar de desarrollar conductas que queremos que nuestros peques imiten (ya sea leer libros, revistas, blogs…). Será difícil pretender “forzar” a nuestros hijos a leer (y aún más teniendo en cuenta el esfuerzo que les supone) si nosotros nunca leemos.


     3.  Regala libros:
Un regalo siempre representa algo que se desea, que crees que la otra persona va a valorar, se relaciona con algo positivo. Por ello, si a tus peques les regalas libros, lo relacionaran como una “recompensa”, en lugar de como un castigo. Muchas veces se utiliza una recompensa TRAS haber hecho el “esfuerzo” de leer, asociando así el hecho de leer con un trabajo costoso que no se debería hacer sin una motivación externa, como: “Si lees 15 minutos puedes salir a jugar”. Lo que tratamos de hacer aquí es lo contrario, es hacer que la propia lectura se convierta en una recompensa en sí misma, que sea emocionante recibir un libro y leer.

     4.  Escoge libros apropiados:
En cuanto a la dificultad de lectura, asegúrate de que es la apropiada escogiendo bien la sección de su nivel en la biblioteca o librería. Si el libro es demasiado largo para el niño acabará perdiendo el interés, al igual que si tiene demasiadas palabras desconocidas. También es importante que el libro sea apasionante para el niño, y de un tema que le interese, así no querrá parar de leer hasta que descubra qué es lo siguiente que pasará en la historia. Buscamos que “se enganche” a leer, que descubra lo reforzante que puede ser un libro, ya que si se descubre la pasión por la lectura desde peque, no se verá esta tarea como una obligación, sino como un hobby.
Una buena idea es buscar opiniones de libros entre conocidos o páginas web, para asegurarnos de que hacemos una buena elección.

     5.  Prepara un espacio de lectura:
Sera incluso mejor si lo preparas con él, para que comparta tu entusiasmo por este proyecto. No tiene que ser un espacio enorme, bastaría con una pequeña estantería al lado de una silla, o una mesita en la esquina del sofá o en su habitación. Hay que elegir un lugar con buena luz en el que podamos dejar sus libros favoritos o el que está leyendo en ese momento, para que el pequeño sepa que, cuando desee, tiene un sitio cómodo y acogedor para leer, con todos los libros a su alcance, fomentando, de nuevo, su sensación de que tiene capacidad de decisión.

     6.  Deja que elija qué quiere leer:
Que sea él quien tome la decisión de qué leer. Esto le dará más ganas de leer, ya que ha sido él quien ha querido hacerlo, se sentirá más autónomo y con capacidad de decisión. Así te asegurarás de que el tema que ha escogido le entusiasma y es el que le apetece en ese momento. En “su biblioteca de casa” podrá elegir cualquier libro en cualquier momento, ya que estarán siempre accesibles y adaptados a su nivel. 

     7.  Léele tú mismo:
Esto es suuuuuúper importante. Cuando son pequeños, y aun no saben leer, si nosotros les leemos comenzarán a descubrir la pasión y la emoción que puede desencadenar un libro, además de poder crear lazos más fuertes y compartir actividades placenteras con nuestro hijo. Una vez que comienzan a leer, al principio supone un esfuerzo grandísimo, tienen que estar más pendientes de tratar de descifrar ese lío de letras que de disfrutar (e incluso enterarse) de la historia. Lo mismo ocurre si nuestro peque tiene dislexia o dificultades específicas en la lecto-escritura, la lectura se convierte más en un sacrificio que una actividad placentera. Por ello, si nosotros les leemos podrán disfrutar de la historia, y poco a poco podremos ir delegando en ellos alguna tarea: Como leer la frase que diga algún personaje, luego que sean ellos los que se encarguen de algún párrafo, luego leyendo una página cada uno... ¡Siempre asegurándonos de que el niño está comprendiendo bien la historia!

     8.  Exagera en la lectura:
¡Entusiásmate! ¡Emociónate! En vez de leer con un tono monótono cada párrafo del cuento, cambia las voces poniendo una a cada personaje, ponle emoción al cuento enfatizando las preguntas, las exclamaciones, las aventuras, los problemas y sus soluciones… Representa incluso el sonido del coche en caso de que aparezca uno, de la vaca, del perro, ¡de lo que sea! Esto aumentará también el entusiasmo de tu peque por el cuento. 

     9.  Relee y vuelve a releer los libros favoritos:
Ese cuento que ya le has leído una vez y le encantó. Que le volviste a leer porque te lo pidió. Que le leíste una vez más y comenzó a ser él mismo quien hacía las voces de los personajes porque se lo está empezando a aprender de memoria. No importa. Leedlo juntos las veces que haga falta. Volved a leerlo. (Reprime tu aburrimiento si ya estás harto de leer el mismo cuento durante un mes). Esta repetición hace que tu peque deje de ser sólo quien escucha la historia que le lees, a que sea también quién participa, quien se sabe los diálogos y sus partes preferidas… De nuevo creando la emoción por la lectura.

     10.  Llévale a la biblioteca:
Servirá para que vea la biblioteca como un lugar conocido, al que puede ir cuando desee, y donde encontrar miles de aventuras. Es el sitio perfecto para ver, tocar, y elegir entre montones de opciones sin gastar nada. Que el dinero no sea un obstáculo para la lectura. Y lo mejor es que en muchas bibliotecas programan actividades en las que se leen cuentos para los niños que deseen ir, o se hacen actividades de representación teatral, donde, además, podría conocer a otros niños de su edad y seguir fomentando la pasión por la lectura.



Estas son algunas ideas para conseguir que a tu peque le guste leer y decida hacerlo sin tener que obligarle, disfrutando de ello en lugar de viéndolo como un castigo. ¿Se os ocurren más ideas para lograrlo? ¿Hacéis alguna otra cosa desde casa para conseguirlo? Me encantaría saber vuestras ideas, ¡y seguro que ayudan a más gente!


Belén Tomé - Psicóloga



Actividades para mejorar la conciencia fonológica y la lectura

Un factor que ha sido más que demostrado a lo largo de los últimos años de investigación sobre la dislexia es la relación que mantiene con la conciencia fonológica. De hecho se ha comprobado que un menor nivel de conciencia fonológica está relacionado con una peor ejecución en la lectura, y, por lo tanto, también con la dislexia.

Para quien aún no lo tenga muy claro, la conciencia fonológica es la capacidad que tenemos de reconocer y poder manipular las unidades de sonido por las que se componen las palabras. Esto incluye por ejemplo las sílabas, aunque la unidad de más relevancia a la hora de influir en la lectura es la capacidad de trabajar con los sonidos de las letras, llamados fonemas. Para quien quiera saber un poco más sobre esta relación, os dejo este enlace sobre la relación entre la habilidad lectora y la conciencia fonológica.

Estas conclusiones son importantes y esperanzadoras para quienes tienen dislexia, ya que supone que si se mejora uno de los factores relacionados con la habilidad lectora, en consecuencia, se mejorará también la propia lectura. Por esta razón muchos de los métodos para trabajar con peques con dislexia se centran en realizar ejercicios de conciencia fonológica. ¿Y qué podemos hacer nosotros? Aprovechar estos descubrimientos para tratar de ayudar también desde casa. Hay muchísimos ejercicios y juegos que podemos realizar con nuestros peques que se centran en mejorar la conciencia fonológica. Algunos ejemplos son juegos de toda la vida, añadir sonidos para transformar palabras, o encontrar los fonemas comunes entre dos palabras.

Cuando el niño con dislexia tiene gran dificultad de reconocer las unidades de sonido más pequeñas de las palabras no podremos empezar pretendiendo que analice los fonemas (sonidos de las letras), ya que es un proceso que requiere el reconocimiento previo de las sílabas. Es como pretender empezar la casa por el tejado. Por ello, tendremos que identificar las dificultades específicas que tiene el peque con el que queremos trabajar para adaptarnos a su nivel y partir desde ahí, avanzando a medida que va superando escalones. Si vemos que aún le cuesta identificar cuáles son las sílabas que forman una palabra, tendremos que empezar por ahí, para luego pasar a los fonemas que componen cada sílaba. ¿Qué es imprescindible para ser todo un experto en cualquier cosa? ¡La práctica! Así que manos a la obra:

Lo primero es preparar unas tarjetitas con dibujos. Si sois unos manitas podéis pintarlos vosotros mismos, pero si os pasa como a mí también podéis buscar los dibujos directamente de internet e imprimirlos para ahorraros ese trabajo. Es importante que pongáis una sola imagen por cada tarjetita, para que el niño se centre sólo en ella, y reduzcamos las distracciones. Siempre empezaremos con palabras sencillas (como uno, pato, perro, mano, mesa), que sean cortitas, no tengan muchas sílabas trabadas (br, tr, pl…), tengan letras que sabemos que el niño sabe identificar (si, por ejemplo, la “p” o la “t” le cuesta mucho la dejaremos para más adelante)… Ya sabéis, no nos podemos precipitar y vamos avanzando escalón por escalón, a su ritmo.

Pondremos todas las tarjetitas que queramos trabajar en esa sesión (teniendo en cuenta que no podemos pretender que el niño esté haciendo este ejercicio que le supone dificultad tooooda la tarde) encima de la mesa con el dibujo boca abajo, sin que el peque pueda ver el dibujo de cada una. Le diremos que escoja una de las tarjetas, la que él quiera, de esta manera le estaremos haciendo partícipe del juego, que vea que él también puede tomar decisiones. Supongamos que es un pato. Lo primero será nombrar el dibujo que hemos dado la vuelta (para asegurarnos de que el niño reconocer que la imagen es un pato).

Ahora viene cuando tendremos que adaptar el ejercicio a la capacidad del niño. Si al pequeño le cuesta mucho reconocer las sílabas de las palabras, el juego consistirá en identificar el número de sílabas o golpes de voz que tiene cada uno de los dibujos. Al principio, empezaremos nosotros dividiendo la palabra en sílabas y dando un golpecito con la mano en la mesa con cada sílaba, para que el niño reconozca qué es cada sílaba, cada golpe de voz, y le sea más fácil reconocerlos contando los golpes que vamos dando (y dando golpecitos también se divierten más). En nuestro ejemplo, comenzaremos dando un golpe en la mesa mientras decimos pa, y otro mientras decimos to (recordemos que la palabra era pato). Ahora le preguntamos ¿cuántos golpes hemos dado? En las siguientes palabras vamos dejando que él vaya asumiendo más tareas, desde nombrar la palabra dividirla en golpes de voz, y contarlas. Lo ideal sería que al final no necesitase ayudarse de los golpecitos en la mesa para reconocer las sílabas.

Si esta tarea ya sabe hacerla sin mucha dificultad, y le cuesta identificar los fonemas de las palabras, pasaremos a contar el número de letras que tiene cada dibujo, tarea que es mucho más difícil que la anterior, pero también mucho más relacionada con la habilidad lectora. Para ello, también pediremos al niño que escoja una tarjetita y nombre el dibujo. Lo siguiente que habrá que hacer será identificar el número de golpes de voz o sílabas, como hacíamos antes. Ahora, iremos sílaba por sílaba (para que las unidades de trabajo sean más pequeñas y le resulte más fácil) contando el número de letras que tiene cada una, para lo cual alargaremos muchísimo cada una al pronunciarla: Ppppaaaaaa (2 letras), tttttttoooooo (2 letras). El objetivo será que deje de ser necesario dividir cada palabra en sílabas previamente, y pueda identificar las letras directamente sin tener tampoco que alargar su pronunciación.

Espero que estas propuestas os sirvan para trabajar desde casa, y me encantaría saber qué tal os ha ido. Sobre todo… ¡mucha paciencia!

Belén Tomé – Psicóloga


El poder de tus palabras en el rendimiento de niños con dislexia.

Estoy segura de que, si haces un poco de memoria, puedes encontrar alguna cosa que nunca has llegado a hacer porque alguien (o todo el mundo) dijo que no lo conseguirías, o que era algo imposible. Por ejemplo, no haber llegado a comenzar siquiera esa dieta que siempre pospones, no haber echado el curriculum en ese puesto de trabajo para el que había tantísimos aspirantes, no haber tratado de arreglar ese mueble de casa… Porque alguien te dijo que no podrías, que no valías, que era imposible.
Cuando llegamos a creer firmemente que, hagamos lo que hagamos, independientemente de todo el empeño que pongamos, no vamos a conseguir algo, simplemente no haremos ni el mínimo intento por lograrlo. Podemos pensar… ¿Para qué me voy a esforzar si igualmente no lo voy a conseguir?

Seguro que lo habéis escuchado alguna vez. Es ya famoso aquel proverbio que versa “Y como no sabía que era imposible, lo hizo”. Me parece muy apropiada esta historia que leí hace poco:

Había una vez dos niños que patinaban sobre una laguna helada. Era una tarde nublada y fría pero los niños jugaban sin preocupación. De pronto, el hielo se reventó y uno de los niños cayó al agua, quedando atrapado. El otro niño, viendo que su amigo se ahogaba bajo el hielo, tomó una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logró romper la capa helada, agarró a su amigo y lo salvó.
Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaban cómo lo hizo, pues el hielo era muy grueso. “Es imposible que haya podido romperlo con esa piedra y sus manos tan pequeñas”, afirmaba.
En ese momento apareció un anciano y dijo:
   - Yo sé cómo lo hizo.
   - ¿Cómo?
   - No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo.

El nombre para este suceso es el Efecto Pigmalión. Consiste en que las creencias que una persona tiene sobre otra pueden llegar a hacerse realidad. Pueden llegar a afectar a la conducta, y en consecuencia, al rendimiento de esa persona. Es como una Profecía Autocumplida, porque somos nosotros mismos quienes permitimos que ésta se cumpla. Esas expectativas que alguien tiene sobre nosotros nos incitan a actuar de manera que esa creencia se vuelva cierta.

EjerciciosDislexiaHace muchos años, Rosenthal y Jacobson realizaron un estudio súper interesante sobre este tema. Hicieron creer a los profesores de un colegio que determinados alumnos, elegidos aleatoriamente, eran los más inteligentes y capacitados de la clase. Les dijeron que habían obtenido una puntuación elevadísima en un test, que eran superdotados, cuando, en realidad, sus resultados eran similares a los del resto de alumnos. La consecuencia fue que, efectivamente, a final de curso, al valorar sus resultados académicos, consiguieron mucho mejores resultados escolares y mejores calificaciones en los exámenes. ¿Cómo podemos explicar esto? Gracias a la profecía autocumplida o Efecto Pigmalión que llevaron a cabo los profesores. Su expectativa era que esos alumnos obtuvieran mejor rendimiento y calificaciones, de manera que, inconscientemente, se esforzaron más en solventar sus dudas, les hicieron creer en sí mismos, y estimularon en mayor medida su aprendizaje.

Nos esforzamos mucho por educar a nuestros hijos lo mejor posible. Les decimos lo que está bien y lo que está mal, tratamos de enseñarles a que respeten a los demás, a que se esfuercen… Pero tenemos que tener en cuenta que también le transmitimos las expectativas que tenemos sobre ellos. Si creemos en nuestros pequeños, ellos también creerán en sí mismos, y será mucho más fácil alcanzar el éxito en aquello que se propongan. En este enlace tenéis mucha más información sobre lo importante que es el Efecto Pigmalión en nuestra vida cotidiana.

Hace poco encontré este vídeo, y me parece que narra a la perfección cómo nos puede jugar una mala pasada las expectativas que alguien tenga sobre nosotros. Pero también al revés, también puede darnos alas para conseguir lo que se quiera. Si tenemos un hijo con dificultades de aprendizaje o dislexia no se lo hagamos aún más difícil, confiemos en él y hagámoselo ver. No permitamos que se dé por vencido y mucho menos antes de intentarlo.


¡No tiréis la toalla, con esfuerzo todos podemos lograr aquello que nos propongamos!


Belén Tomé - Psicóloga


Ejercicios para mejorar la autoestima familiar

La autoestima es fundamental para lograr que estemos seguros de nosotros mismos, que tengamos relaciones más satisfactorias con los demás, así como un comportamiento más positivo, mayor rendimiento académico... Por ello, os propongo unos ejercicios para hacer en familia y lograr que nuestra autoestima sea más positiva, queriéndonos con nuestras potencialidades y limitaciones.

Tener una alta autoestima nos ayudará a protegernos de las adversidades, y a luchar con más fuerza cuando se nos presenten. Así, será todavía más importante tratar de potenciar nuestra autoestima en el caso de tener dificultades de aprendizaje de la lectura, ya que, por si fuese poco sólo con la dislexia, en muchas ocasiones viene acompañada por una autoestima dañada.

EjerciciosDislexiaNuestra autoestima depende de las creencias que tenemos sobre nosotros mismos en las diferentes dimensiones de nuestra vida, y por nuestra valoración sobre cada una. Será importante conocer algunos ejercicios para potenciarla autoestima a nivel social (como los que tenéis en el enlace), pero también a nivel familiar, ya que en muchas ocasiones la dislexia acaba apoderándose de toda la atención en la familia, haciendo que en ocasiones se olviden las grandes capacidades de cada miembro, lo cual acaba generando muchas tensiones.

Por ello, hoy os propongo algunas divertidas dinámicas para hacer con vuestros pequeños con dislexia y fomentar la autoestima de toda la familia, ¡sin necesidad de moveros de casa!


EL JUEGO DE LAS SILLAS
Si queréis jugar a esto en casa, ¡cuidado de no hacerlo al lado de nada que se pueda romper! ¿Y esto por qué? Porque por un rato tendremos que eliminar la norma de no correr por casa… Como en el juego de las sillas que seguro que conoceréis, haremos un círculo con ellas, poniendo una menos de los que seamos jugando (y cuantos más seamos, ¡mejor!). Se pondrá música, y cuando ésta pare, toda la familia tendrá que correr a buscar asiento. Lógicamente, alguien quedará sin encontrar sitio, pero seguro que no le importa “perder”. Esta persona se colorará en el centro del círculo, y todos los demás tendrán que decirle una cosa que les gusta de ella (lo mucho que ayuda en las tareas del hogar, cuánto alegra al resto de la familia, lo mucho que les gusta lo contento que está por las mañanas…). Seguiremos con el juego hasta que al menos todos los participantes hayan “perdido” una vez.


ANTES Y AHORA
Todos los miembros de la familia que quieran participar tendrán que sentarse en círculo, y pensar un aspecto en el que quien tengan a la derecha ha mejorado con el paso del tiempo. Puede ser algo importante, o pequeñas cositas (desde un cambio de trabajo, a que ahora sabe hacer la cama mejor, o se acuerda de lavarse los dientes sin que nadie se lo recuerde, o una comida nueva que se ha aprendido a hacer). Así, toda la familia, tuviese la autoestima más alta o más baja, se sentirá más competente al darse cuenta de que, en muchas ocasiones, sin proponérnoslo, hemos mejorado. Entonces, si encima nos lo proponemos, ¿no podríamos mejorar todavía muchísimo más y en diversos aspectos?



Belén Tomé - Psicóloga


Ejercicios para mejorar la autoestima a nivel social

Las dificultades de aprendizaje, como la dislexia, pueden implicar que la valoración que hacemos de nosotros mismos, nuestra autoestima, se vea dañada. Por ello, será importante fomentar la autoestima de cada niño desde todos los contextos posibles.

Todos, desde pequeños, tenemos un conjunto de ideas, creencias y actitudes sobre nosotros mismos. Es el conjunto de atribuciones que definen quiénes somos, nuestro autoconcepto.
Por otra parte, cada uno hacemos una valoración sobre nosotros mismos, una valoración sobre quiénes somos, determinando esto nuestra autoestima.
La autoestima de cada persona está formada por varias dimensiones, incluyendo cómo valoramos nuestra imagen física y nuestra habilidad, cómo valoramos nuestra situación social, familiar, y por supuesto, nuestra situación académica.

En el caso de los estudiantes con dislexia, en cuanto se comienza a trabajar con la lectura, tanto ellos mismos como sus propios compañeros comienzan a ser conscientes de que algo pasa, de que no aprenden como los otros niños de su clase. Esto puede dañar la autoestima:
-       A nivel académico, al verse menos competentes que los demás.
-    A nivel social, por la posibilidad de que sus compañeros le vean como diferente, o que él mismo decida aislarse porque ya se ha deteriorado su autoestima en otros niveles y piensen que todo se les da mal, que no son buenos en nada.
-      A nivel familiar, por un inicial desconocimiento sobre qué sucede (no se nace sabiendo que se tiene dislexia), así como debido al gran nivel de esfuerzo que se requiere desde la familia. Es posible que el niño sienta que todo lo hace mal, que generalice sus dificultades.

Ejercicios dislexia
Por ello, será importante tratar de aumentar la autoestima en todos los niveles o dimensiones posibles. La autoestima a nivel académico aumentará a medida que el niño vaya mejorando su competencia lectora y de escritura con el trabajo que realizamos continuamente con él (aquí os dejo algunas ideas para mejorar la comprensión lectora, o mejorar la escritura de palabras). Por ello, en este post comenzaremos proponiendo algunas divertidas actividades para tratar de mejorar la autoestima a nivel social en niños con dislexia o dificultades de aprendizaje de la lecto-escritura. En la próxima entrada propondremos otras dinámicas para mejorar la autoestima a nivel familiar, que, como hemos visto, también puede deteriorarse.


LA TELARAÑA DE LA RED SOCIAL:
Una dinámica muy utilizada y divertida consiste en que toda la clase se coloque en un círculo, teniendo uno de los alumnos un ovillo de lana en la mano. La primera persona, agarra un extremo y lanza el ovillo de lana a otra persona cualquiera del círculo, a la vez que dice una buena cualidad suya (sé cocinar, ayudo a mi madre a quitar la mesa, tengo un pelo muy bonito, ayudo siempre a mis amigos…). Cada vez que alguien recibe el ovillo, rodea su cuerpo con él, y antes de volver a lanzárselo a otra persona, dirá algo positivo que sabe hacer o algo bueno de sí mismo, en voz muy alta y firme.
Cuando todos hayan dicho al menos una o dos cosas positivas sobre sí mismos, habremos formado dentro del círculo una telaraña de lana, una red entre todos nosotros que será fuerte y estable. Si una persona tira de una de las cuerdas de la telaraña, todos los demás sentirán la tensión. Si se rompe una sola cuerda del círculo, toda la telaraña caerá. Esto representa la importancia de que todos se sientan bien consigo mismos y con los otros para que un grupo funcione.
Otra alternativa es que al tirar el ovillo de lana el alumno diga algo bueno sobre el compañero al cual se lo está lanzando, fomentando así que todos se den cuenta de que los demás ven características buenos en ellos, evitando que ninguno de los estudiantes piense que sólo tiene cosas malas.


EL ABANICO DE LA AUTOESTIMA:
Esta dinámica también es muy conocida porque es súper efectiva con muchos tipos de grupos, desde niños pequeños hasta adultos.
Para llevarla a cabo se colocarán las mesas en clase haciendo un gran rectángulo para que todos los compañeros se puedan ver entre sí. Cada uno tendrá un folio, y lo doblará en abanico, es decir, haciendo pequeños dobleces cada vez hacia un lado, hasta que quede como se ve en la foto. Si los niños son muy pequeños, la profesora o adulto que esté con ellos les puede ayudar en la tarea. Cada uno pone su nombre en el primer doblez que queda fuera del abanico, siendo visible. Cuando el profesor cuenta hasta tres, se pasa el abanico al compañero de la derecha, de manera que todos tengan el folio de otra persona. Cada uno tendrá que escribir un aspecto positivo del dueño del abanico (sabrá de quién es porque está escrito su nombre), ya sea de algo que se le da bien hacer, algo de su aspecto físico que le gusta, cualquier cosa positiva. El profesor vuelve a contar hasta tres, y se pasa el abanico hacia la derecha de nuevo, repitiendo el proceso hasta que cada abanico vuelve a su dueño, lleno de cosas positivas que los demás piensan sobre él. Lo desdoblamos, y leemos todo lo que nuestros compañeros ven positivo en nosotros.

Ejercicios dislexia

Esta dinámica ayuda a ver que aunque todos tenemos cosas que se nos dan peor, SIEMPRE hay cosas que se nos dan fenomenal, y que aunque todos somos distintos, todos somos buenos en algo.


Belén Tomé - Psicóloga


Mi hijo tiene dislexia ¿Qué puedo hacer?

Es cierto, la dislexia puede suponer una dificultad importante para nuestros hijos. Muchas familias, y lo que es peor, muchos educadores consideran que el trastorno afecta únicamente a la lectura-escritura. Pero no, no es sólo eso, desgraciadamente, con el tiempo y sin una buena intervención, la dislexia también repercute en el aprendizaje, la forma en la que los pequeños se relacionan con otros y hacen amigos. No pretendo ser alarmista (ni mucho menos) pero si, es importante que demos a esta disfunción la importancia que merece porque, al fin y al cabo, puede determinar el desarrollo de nuestro hijo.

Mi hijo tiene dislexia. ¿Cómo le ayudo?
Foto: PRO55Laney69 
A estas alturas ya habrás escuchado que la dislexia es uno de los resortes para el fracaso escolar y lo que es peor, una fuente de falta de autoestima y ansiedad que si no atajamos de raíz puede repercutir en su vida adulta… ¡Pero que no se nos venga el mundo encima! Mantengamos la calma. Con ganas y un poquito de paciencia nos sobrepondremos a este trastorno bastante común, que afecta a más del 10% de la población (¡siempre es bueno saber que no estamos solos!).
Sin embargo, estamos de enhorabuena. Hoy en día hay muchísima información y disponemos de programas magníficos que pueden ayudarnos a ayudar a nuestros peques.


¿Pero, hay tanta información que de qué me fío? ¿Por qué empiezo?

  • En el desarrollo de la dislexia si hay una fase fundamental, es la detección. Cuanto antes seamos conscientes del problema, más oportunidades tendremos de superarlo. Y, desgraciadamente, la mayoría de las escuelas no están preparadas para ello. De hecho, muchas veces, si nuestro hijo no aprende al mismo ritmo que el resto de sus compañeros, los profesores pueden asociarlo a inmadurez, despiste, falta de concentración… En fin, ¡Padres al poder! Los primeros síntomas pueden percibirse a los 3 años ¿Quieres saber cómo detectar la dislexia? aquí encontrarás una página bastante interesante. 
  • Sospechar que nuestro hijo padece dislexia no es una certeza. Acude a un profesional. Que, además de diagnosticarla, te dará magníficos consejos que te ayudarán a estimular su aprendizaje. Ah, y si tu hijo tiene dislexia, es probable que alguno de los padres también la padezca. Si no lo sabíais seguramente ahora empecéis a atar muchos cabos.
    Mi hijo tiene dislexia. ¿Qué puedo hacer?
    Foto: Miloš Marković 
  • Es importante que hablemos con los profesores para que entiendan el problema y puedan motivar a nuestro pequeño. Los niños con dislexia no aprenden de la misma manera, necesitan refuerzos visuales o auditivos para trabajar los contenidos. 
  • Los profesores y profesionales pueden ayudar, pero gran parte del trabajo va a ser en casa. Contigo a su lado apoyándole. Transmítele inquietudes, ganas de aprender, asegúrate de que entiende tus explicaciones y de que trabaja 
  • Una herramienta que es fundamental tener en cuenta es el programa de estimulación cerebral para niños con dislexia de CogniFit . Ha sido creado por psicólogos y neurólogos y los resultados sorprenden bastante. Conozco varios casos de niños que lo están usando o lo han usado y los papis están encantados. Además es súper asequible (creo que ronda los 17€). En varias asociaciones y colegios especializados para niños con dislexia lo utilizan
  • Es muy positivo que celebremos sus logros y capacidad de superación. Elógiale, resta importancia a los fallos y dásela al esfuerzo. De esta manera conseguiremos que se valoren. Porque lo peor que puede sucederle a un niño con dislexia es que sus padres o los profesores le espeten un “no te enteras”, o “lo que pasa es que no pones interés”, o “tus hermanos sacan mejores notas”. Esto puede afectar a su autoestima y autovaloración, y lo que no queremos es que el niño se sienta una causa perdida, o incapaz de afrontar lo que le exigen. Total, soy “tonto”, ¿para qué esforzarme? 
  • Que nuestros hijos sean conscientes del problema, pero…. No tanto. Seamos realistas, son chavales normales y corrientes, y créeme, si pueden escaquearse lo van a hacer. Algunos de ellos tratan de amarrarse a su problema cual clavo ardiendo para no dar palo al agua y librarse de cualquier tarea. En serio, son disléxicos, pero no tontos. Es importante mantener una rutina y plan de estudio.
Todos somos humanos y a veces nuestra paciencia toca techo. Esto es normal y frecuente, pero mantengamos el humor. ¡Tú puedes!  

Mi hijo tiene dislexia. Claves para ayudarle en casa