Está demostradísima la relación que hay entre el nivel de conciencia fonológica que cada
persona tiene y su habilidad lectora. Por ello, será importante que tratemos de
mejorar esta habilidad para lograr mejorar la lectura, y aún más en personas
que tienen dislexia. Y… ¿cómo lo hacemos? Hay muchísimas opciones y ejercicios
que tratan la conciencia fonológica y pueden ayudar a mejorar la lectura.
Lo primero, aunque muchos ya lo tendréis más que estudiado… ¿Qué es eso de la “conciencia fonológica”? Es
la habilidad más elemental (la primera) que tenemos que llevar a cabo para ser
capaces de leer. Hace que seamos capaces de reconocer cada sonido del que las
diferentes palabras están formadas. Primero, los niños o personas que aprenden
un idioma, serán capaces de reconocer dónde empiezan y terminan las palabras
dentro de una frase, luego, serán capaces de descubrir que cada palabra se
puede romper en fragmentos más pequeños, las sílabas. El máximo nivel de
desarrollo de la conciencia fonológica implica ser capaces de descubrir que
cada palabra está formada por los sonidos más elementales, el sonido que
corresponde a cada letra.
Poder reconocer que cada palabra se divide en los sonidos de cada letra que la compone es
la habilidad más complicada de la conciencia fonológica, pero también la más importante
para aprender a leer. Por ello, hay diversos ejercicios y juegos que tratan de
fomentar esta habilidad, como algunos
juegos de toda la vida, o el que veremos a continuación.
Tendremos que hacer o buscar una serie de dibujitos que prepararemos
en tarjetitas. Inicialmente buscaremos que sean palabras cortitas, con sólo un
par de sílabas, como de una mano, una taza, un ojo, una caja (también los
podemos buscar en internet si no se nos da demasiado bien eso de dibujar)...
Cogeremos dos de las tarjetitas, que sólo compartan uno de sus sonidos, como la
del ojo y la de la caja (que sólo comparten el sonido “j”). ¡Ahora ya podemos empezar a aprender
jugando!
Le enseñamos las dos tarjetas, y le pediremos que nombre sus
dibujos. Dejaremos que el niño elija una de las dos tarjetas o palabras, y
nosotros nos quedaremos con la otra. Si nosotros nos hemos quedado con la
tarjeta que tiene dibujado un ojo, la dividiremos en sus golpes de voz o
sílabas, dando ejemplo al niño: O-jo. A continuación, el niño habrá de dividir
en golpes de voz la suya: Ca-ja. Cada uno, dibujaremos en nuestra tarjeta
tantos cuadrados como sílabas o golpes de voz (dos cuadraditos, para ayudarnos
a liberar nuestra memoria).
A continuación, elegimos una de nuestras sílabas
(representada por un cuadradito), y el niño hace lo mismo. Pronunciamos
lentamente la sílaba que hemos elegido, alargando muchísimo los sonidos que la
componen (“Ooooo”), y pedimos al niño que haga lo mismo con la suya
(Cccccaaaaaa”). Comparamos nuestras pronunciaciones, y le preguntamos al niño
si las dos sílabas son iguales o si comparten algún sonido.
En este caso no lo hacen, así que hacemos lo mismo con el
otro golpe de voz. Alargamos los sonidos de nuestra sílaba (“Jjjjooo”) y
pedimos al niño que haga lo mismo con la suya (“Jjjjjjjaaaaa”). De nuevo, le
preguntamos al pequeño si las dos sílabas son iguales o si tienen algún sonido
que suene igual. En este caso, el niño se dará cuenta de que ambas palabras
comparten el sonido “Jjjjjj”.
Este juego fomentará que los niños se hagan conscientes de
que las palabras se componen de unidades más pequeñas (sílabas y sonidos), y
que diferentes palabras pueden estar compuestas por los mismos sonidos. Se
impulsará así el desarrollo de la conciencia fonológica, que, como ya sabemos,
influye muchísimo en la capacidad lectora, implicando que a mayor conciencia fonológica, ¡mejor leemos!
Belén Tomé - Psicóloga
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