Hoy
veremos divertidos ejercicios y actividades para ayudar a mejorar la capacidad
de realizar inferencias, una estrategia que ayudará a los niños con dislexia o
dificultades en la lectura a mejorar su comprensión lectora.
La
comprensión lectora suele resultar misión imposible para la mayor parte de los
niños con dislexia, y más a medida que se hacen más mayores y la complejidad de
los textos aumenta con cada curso. Pero ¿por qué les resulta tan complicado
entender un texto? La respuesta es muy sencilla: como estos niños dedican todos
sus esfuerzos a descifrar las palabras que tienen sobre el papel, les queda
menos espacio en su mente para dirigir sus recursos a tareas más complejas, como
la comprensión del texto.
Antes
de profundizar en la estrategia dirigida a realizar inferencias, tal vez deberíamos
repasar algunas actividades y ejercicios que ya propusimos, como estos juegos para mejorar en casa la comprensión
lectora, y ejercicios dirigidos a estimular la comprensión lectora en niños de
primaria trabajando el contexto lingüístico.
Una
vez que ya hayamos dominado estas ideas junto a los pequeños con dificultades
en la lectura, aún podremos mejorar más
la comprensión del texto practicando nuevas habilidades.
Esta
habilidad que se ha de trabajar es la capacidad
para realizar inferencias, o lo que es lo mismo, deducir nuevas ideas a
partir de lo que leemos. Es decir, no leer el texto palabra tras palabra y
entenderlo como una secuencia de palabras, sino ir más allá, pensar en qué nos
quiere decir ese texto.
De
esta manera, una buena estrategia para
mejorar la comprensión lectora, es
la siguiente:
- Pedir al niño que parafrasee lo que está leyendo: Por ejemplo, al terminar de leer un párrafo, preguntarle “ufff… a ver si me he enterado bien, ¿me puedes explicar con otras palabras lo que ha pasado hasta ahora en el cuento?”. Comprobar que sabe qué está pasando, a quién, sobre qué…
- Pedir al niño que vaya realizando predicciones de la historia que están leyendo: Una opción es que al asegurarnos de que el pequeño está comprendiendo lo que lee, antes de continuar, le preguntemos “¿y qué crees que podría pasar a partir de ahora?”. Inicialmente le podríamos dar alguna opción de lo que podría pasar, y qué él elija entre varias, para que, posteriormente sea él mismo quien proponga las opciones.
Con estas simples preguntas, nos aseguramos de que el pequeño está prestando atención a lo que lee, lo está entendiendo, y, sobre todo, está pensando en lo que lee de manera activa (que no solo lee una serie de letras, palabras y frases unidas en un papel). Esto siempre lo deberíamos hacer poniendo mucho entusiasmo en el texto o cuento que estemos leyendo con él, para que él vea que leer puede ser divertido y emocionante. Al principio, cuando empecemos a trabajar con los niños, deberemos ir haciéndole cada pregunta, una por una, y ayudarle a darles respuesta, ya que inicialmente les puede ser complicado. Sin embargo, poco a poco iremos quitándole ayudas al pequeño, a medida que veamos que él sólo puede hacerse cargo de cada tarea. Por ejemplo, la primera ayuda que podemos retirar es dejar de proponer opciones de cómo continuará el texto, y posteriormente no ayudarle a dar respuesta a cada pregunta, y simplemente supervisar sus respuestas y ayudarle y redirigirle en caso de que se equivoque. Finalmente, se trata de conseguir que el niño se plantee con cada texto esta serie de preguntas por sí sólo, para asegurarse de que está comprendiendo perfectamente. Es decir, el niño debe interiorizar esta estrategia.
Belén Tomé - Psicóloga
Enseñar a pequeños con dificultades lectoras es iluminar caminos literarios únicos. Cada palabra es un puente hacia comprensiones más profundas, convirtiendo desafíos en victorias y sembrando el amor por la lectura.
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