Encontrarse
ante una situación de dificultad de
aprendizaje de la lectura o escritura supone, en muchos casos, estar desorientado. No suele ser algo que
entre en los planes, no se prevé. Por ello, inicialmente es difícil saber cómo
actuar, qué pasos seguir. Lo primordial es tener en cuenta que durante el
aprendizaje de la lecto-escritura cada
niño lleva un ritmo, y eso no implica necesariamente que por ser más lento vaya
a tener dislexia.
Sin
embargo, sea o no dislexia el diagnóstico final, ante estos casos lo más
recomendable siemprees NO ignorarlo. El diagnóstico
definitivo de la dislexia puede demorarse incluso varios cursos (al menos hasta
2º o 3º de primaria, cuando la lectura debería estar interiorizada), y el mejor momento para intervenir sobre las
dificultades de aprendizaje de la lectura son las edades más tempranas. Si
finalmente la dislexia se confirma, habremos aprovechado la mejor época para
intervenir, y, en caso de que no lo sea, sólo habremos colaborado a mejorar la
lecto-escritura. Aquí tenéis algunas orientaciones
que podéis seguir si os encontráis ante un caso similar a este y no
sabéis cómo reaccionar ni qué podéis hacer.
Desde
casa no sólo nos tendremos que resignar a mirar cómo avanza o no nuestro hijo
en la lectura y escritura. Tenemos la opción de colaborar codo con codo con nuestropeque, y ayudarle en lo que podamos, que vea que estamos de su
lado. Actualmente la intervención se centra sobre el fomento
de la conciencia fonológica.
En caso de que finalmente se confirme el diagnóstico de dislexia en nuestro peque, acudirá a algún tipo de intervención en el cole o en otro centro, y podremos hablar con ellos
y pedir orientación sobre qué podemos hacer desde casa, ya que serán
específicas para sus dificultades concretas.
Aquí
os propongo algunas ideas que se centran
en la mejora de la conciencia fonológica y ayudan a mejorar así el nivel de
lectura, tanto de personas con dislexia como sin ella. Lo más básico y
primero que el peque tiene que lograr es aprender a identificar las sílabas o golpes
de voz y trabajar con ellas.
-Segmentación en sílabas: La actividad
más sencilla y la primera que debe aprenderse es reconocer cada sílaba que
tiene una palabra. Para ello, tendremos una serie de palabras preparadas en
tarjetitas individuales (inicialmente palabras cortitas y sencillas y luego
aumentando su dificultad). En cada tarjeta el peque deberá romper cada palabra
en sus sílabas. Inicialmente, si le cuesta, le ayudaremos dando un golpe en la
mesa por cada sílaba. Luego será él quien de los golpes para que le ayuden,
hasta que finalmente no le haga falta ninguna ayuda. Ejemplo: “Caracol” sería “ca-ra-col”.
-Omitir una sílaba: Esta tarea implica, además
de reconocer cada sílaba, la memoria de trabajo, es decir, la capacidad de
operar con ellas. Para ello, con cada tarjeta el peque deberá eliminar la
sílaba de la palabra que le digamos. Si, por ejemplo, con la palabra “caracol”,
le pedimos que elimine la segunda sílaba, el resultado sería “ca-col”.
-Sustituir una sílaba: Es una variación
del ejercicio anterior. Su tarea será que en cada palabra tendrá que sustituir
la sílaba que le indiquemos por otra. Un ejemplo sería que cambie la segunda
sílaba de la palabra “caracol” por “si”, y el resultado sería “ca-si-col”.
-Encontrar la sílaba común: En este caso
tendremos dos palabras que tengan una sílaba en común. Se las leeremos al peque,
quien tendrá que encontrar esa parte de la palabra que suena igual en las dos.
Por ejemplo, con la palabra “caracol” y la palabra “colmena”, la sílaba común es
“col”.
-Ordenar las sílabas: En este caso
habremos escrito cada sílaba en un pedacito de papel, y se las daremos al niño
sin que estén en orden. Lo que tendrá que hacer será reordenarlas para
conseguir formar una palabra con sentido. Por ejemplo, habría que formar la
palabra “caracol” con las sílabas “col”, “ra” y “ca”.
Espero
que estas actividades os hayan sido de ayuda para tener más ideas de cómo
podéis ayudar a vuestros peques desde casa. Como siempre, ¡armaros de paciencia
y a aprender jugando y compartiendo tiempo con ellos!
Es mucho lo que
se puede ayudar desde casa para tratar de superar las dificultades que plantea
la dislexia. Durante los últimos años se ha mostrado mucho más interés por la
dislexia y sus implicaciones (antes el interés era nulo y simplemente se tomaba
a estas personas por vagos o “tontos”), y gracias
a recientes investigaciones científicas se conoce mejor qué
es la dislexia, y qué factores están relacionados con ella.
Ahora está más
que demostrado que el nivel de conciencia morfológica (ser consciente de las
estructuras que forman las palabras) y, sobre todo, el de conciencia
fonológica(ser consciente de las unidades de sonido que forman la
palabras, las sílabas, las letras…) que tiene cada persona se relaciona con su
habilidad de lectura. En términos
generales, a mayor conciencia fonológica
y morfológica, mejor se lee (y cuanto mejor se lee, mayor conciencia
fonológica y morfológica).
Por ello, hoy os
planteo unas actividades que podéis
hacer desde casa que tratan de fomentar la conciencia fonológica para ¡así mejorar la lectura!
Rastreador de la palabra escondida
Se propone cada
vez una pareja de palabras iguales, una bien escrita y otra con un error (que
modifique su sonido, no errores ortográficos como b/v, g/j…), como en el
ejemplo. Permite mejorar la atención que ponen los peques en los fonemas de
cada palabra (conciencia fonológica). Puedes plantear este juego con tarjetitas
hechas por ti (solo tendrías que escribir las palabras en cuadrados de papel) para
que el niño lo vea más como un juego que como deberes, y para que centre su
atención en cada par de palabras en lugar de comenzar a fijarse en las
siguientes.
Casa – Tasa
Comida – Comira
Petera – Pecera
Armadio – Armario
Reloj – Feloj
Explorador de la frase oculta
Consiste en
escribir frases pero con todas sus palabras en orden incorrecto. El niño tendrá
que reordenarlas para descubrir el mensaje oculto. Se fomenta así la conciencia
fonológica identificando mejor donde empiezan y terminan las palabras. Al igual que antes, será mucho más divertido si
escribes cada palabra en una tarjetita y se las das para que las reordene, y
podrá moverlas de un lado a otro hasta que forme una frase con sentido. Y aún
más divertido si conseguir descifrar cada frase te lleva a una nueva, como
pistas del juego
de la búsqueda del tesoro (y cuando consiga descifrar todas las frases
y llegar al final tendrías que haber escondido una pequeña recompensa).
que aventurero bajo El tendrá el mirar sofá
– El aventurero tendrá que mirar bajo el sofá
del pista la dentro encontrarás siguiente
La frigorífico – La siguiente pista la encontrarás dentro del frigorífico
jugando de mira tu Para debajo bota seguir rosa – Para seguir jugando mira debajo de tu bota rosa
Espero que os hayan gustado y servido estos juegos, y
sobre todo, ¡que lo paséis genial practicándolos en casa con vuestros peques!
¿Es difícil que
tu hijo se ponga a leer él solo, sin que nadie le insista? Aquí te damos unos
consejos que puedes poner en práctica desde casa para que a tu peque le apasione
la lectura.
1. Empieza desde que es pequeño:
Acostumbra a tu peque desde el primer día a que la lectura es parte de vuestra vida diaria. A los bebés les encanta la voz tranquilizadora de alguien leyendo en voz alta. También puedes compartir tiempo con tu hijo leyéndole un cuento cada noche, creando una nueva rutina en la que poco a poco él irá participando más activamente, hasta que llegará un momento en que le surjan por sí mismo esas ganas de leer cada noche. Así conseguirás que la lectura sea parte de su vida desde el principio, haciendo que "se enganche" por las historias ocultas en los libros desde pequeño.
2. Asegurarte de que te vean leer:
Los niños
aprenden muuuucho por observación. Si ven que sus padres, sus figuras de
referencia más importantes, se comportan habitualmente de determinada manera,
probablemente ellos acaben teniendo un comportamiento similar. Por ello, tendremos
que tener cuidado con nuestras conductas negativas (como tratar de no resolver
situaciones conflictivas o frustrantes perdiendo la paciencia y a gritos), pero
también tratar de desarrollar conductas que queremos que nuestros peques imiten
(ya sea leer libros, revistas, blogs…). Será difícil pretender “forzar” a
nuestros hijos a leer (y aún más teniendo en cuenta el esfuerzo que les supone)
si nosotros nunca leemos.
3. Regala libros:
Un regalo
siempre representa algo que se desea, que crees que la otra persona va a
valorar, se relaciona con algo positivo. Por ello, si a tus peques les regalas
libros, lo relacionaran como una “recompensa”, en lugar de como un castigo.
Muchas veces se utiliza una recompensa TRAS haber hecho el “esfuerzo” de leer,
asociando así el hecho de leer con un trabajo costoso que no se debería hacer
sin una motivación externa, como: “Si lees 15 minutos puedes salir a jugar”. Lo
que tratamos de hacer aquí es lo contrario, es hacer que la propia lectura se
convierta en una recompensa en sí misma, que sea emocionante recibir un libro y
leer.
4. Escoge libros apropiados:
En cuanto a la
dificultad de lectura, asegúrate de que es la apropiada escogiendo bien la
sección de su nivel en la biblioteca o librería. Si el libro es demasiado largo
para el niño acabará perdiendo el interés, al igual que si tiene demasiadas
palabras desconocidas. También es importante que el libro sea apasionante para
el niño, y de un tema que le interese, así no querrá parar de leer hasta que
descubra qué es lo siguiente que pasará en la historia. Buscamos que “se
enganche” a leer, que descubra lo reforzante que puede ser un libro, ya que si
se descubre la pasión por la lectura desde peque, no se verá esta tarea como
una obligación, sino como un hobby.
Una buena idea
es buscar opiniones de libros entre conocidos o páginas web, para asegurarnos
de que hacemos una buena elección.
5. Prepara un espacio de lectura:
Sera incluso
mejor si lo preparas con él, para que comparta tu entusiasmo por este proyecto.
No tiene que ser un espacio enorme, bastaría con una pequeña estantería al lado
de una silla, o una mesita en la esquina del sofá o en su habitación. Hay que
elegir un lugar con buena luz en el que podamos dejar sus libros favoritos o el
que está leyendo en ese momento, para que el pequeño sepa que, cuando desee,
tiene un sitio cómodo y acogedor para leer, con todos los libros a su alcance,
fomentando, de nuevo, su sensación de que tiene capacidad de decisión.
6. Deja que elija qué quiere leer:
Que sea él quien
tome la decisión de qué leer. Esto le dará más ganas de leer, ya que ha sido él
quien ha querido hacerlo, se sentirá más autónomo y con capacidad de decisión.
Así te asegurarás de que el tema que ha escogido le entusiasma y es el que le
apetece en ese momento. En “su biblioteca de casa” podrá elegir cualquier libro
en cualquier momento, ya que estarán siempre accesibles y adaptados a su nivel.
7. Léele tú mismo:
Esto es
suuuuuúper importante. Cuando son pequeños, y aun no saben leer, si nosotros
les leemos comenzarán a descubrir la pasión y la emoción que puede desencadenar
un libro, además de poder crear lazos más fuertes y compartir actividades placenteras
con nuestro hijo. Una vez que comienzan a leer, al principio supone un esfuerzo
grandísimo, tienen que estar más pendientes de tratar de descifrar ese lío de
letras que de disfrutar (e incluso enterarse) de la historia. Lo mismo ocurre
si nuestro peque tiene dislexia o dificultades específicas en la
lecto-escritura, la lectura se convierte más en un sacrificio que una actividad
placentera. Por ello, si nosotros les leemos podrán disfrutar de la historia, y
poco a poco podremos ir delegando en ellos alguna tarea: Como leer la frase que
diga algún personaje, luego que sean ellos los que se encarguen de algún
párrafo, luego leyendo una página cada uno... ¡Siempre asegurándonos de que el
niño está comprendiendo bien la historia!
8. Exagera en la lectura:
¡Entusiásmate!
¡Emociónate! En vez de leer con un tono monótono cada párrafo del cuento,
cambia las voces poniendo una a cada personaje, ponle emoción al cuento
enfatizando las preguntas, las exclamaciones, las aventuras, los problemas y
sus soluciones… Representa incluso el sonido del coche en caso de que aparezca
uno, de la vaca, del perro, ¡de lo que sea! Esto aumentará también el entusiasmo
de tu peque por el cuento.
9. Relee y vuelve a releer los libros
favoritos:
Ese cuento que
ya le has leído una vez y le encantó. Que le volviste a leer porque te lo
pidió. Que le leíste una vez más y comenzó a ser él mismo quien hacía las voces
de los personajes porque se lo está empezando a aprender de memoria. No
importa. Leedlo juntos las veces que haga falta. Volved a leerlo. (Reprime tu
aburrimiento si ya estás harto de leer el mismo cuento durante un mes). Esta
repetición hace que tu peque deje de ser sólo quien escucha la historia que le
lees, a que sea también quién participa, quien se sabe los diálogos y sus
partes preferidas… De nuevo creando la emoción por la lectura.
10. Llévale a la biblioteca:
Servirá para que
vea la biblioteca como un lugar conocido, al que puede ir cuando desee, y donde
encontrar miles de aventuras. Es el sitio perfecto para ver, tocar, y elegir
entre montones de opciones sin gastar nada. Que el dinero no sea un obstáculo
para la lectura. Y lo mejor es que en muchas bibliotecas programan actividades
en las que se leen cuentos para los niños que deseen ir, o se hacen actividades
de representación teatral, donde, además, podría conocer a otros niños de su
edad y seguir fomentando la pasión por la lectura.
Estas son
algunas ideas para conseguir que a tu peque le guste leer y decida hacerlo sin
tener que obligarle, disfrutando de ello en lugar de viéndolo como un castigo.
¿Se os ocurren más ideas para lograrlo? ¿Hacéis alguna otra cosa desde casa
para conseguirlo? Me encantaría saber vuestras ideas, ¡y seguro que ayudan a
más gente!
Un factor que ha
sido más que demostrado a lo largo de los últimos años de investigación sobre
la dislexia es la relación que mantiene
con la conciencia fonológica. De hecho se ha comprobado que un menor nivel
de conciencia fonológica está relacionado con una peor ejecución en la lectura,
y, por lo tanto, también con la dislexia.
Para quien aún
no lo tenga muy claro, la conciencia
fonológica es la capacidad que tenemos de reconocer y poder manipular las
unidades de sonido por las que se componen las palabras. Esto incluye por
ejemplo las sílabas, aunque la unidad de más relevancia a la hora de influir en
la lectura es la capacidad de trabajar
con los sonidos de las letras, llamados fonemas. Para quien quiera saber un
poco más sobre esta relación, os dejo este enlace sobre la
relación entre la habilidad lectora y la conciencia fonológica.
Estas
conclusiones son importantes y esperanzadoras para quienes tienen dislexia, ya
que supone que si se mejora uno de los factores relacionados con la habilidad
lectora, en consecuencia, se mejorará
también la propia lectura. Por esta razón muchos de los métodos para
trabajar con peques con dislexia se centran en realizar ejercicios de conciencia
fonológica. ¿Y qué podemos hacer nosotros? Aprovechar estos descubrimientos
para tratar de ayudar también desde casa. Hay muchísimos ejercicios y juegos que
podemos realizar con nuestros peques que se centran en mejorar la
conciencia fonológica. Algunos ejemplos sonjuegos
de toda la vida, añadir
sonidos para transformar palabras, o encontrar
los fonemas comunes entre dos palabras.
Cuando el niño
con dislexia tiene gran dificultad de reconocer las unidades de sonido más
pequeñas de las palabras no podremos empezar pretendiendo que analice los
fonemas (sonidos de las letras), ya que es un proceso que requiere el
reconocimiento previo de las sílabas. Es como pretender empezar la casa por el
tejado. Por ello, tendremos que
identificar las dificultades específicas que tiene el peque con el que queremos
trabajar para adaptarnos a su nivel y partir desde ahí, avanzando a medida que
va superando escalones. Si vemos que aún le cuesta identificar cuáles son las
sílabas que forman una palabra, tendremos que empezar por ahí, para luego pasar
a los fonemas que componen cada sílaba. ¿Qué es imprescindible para ser todo un
experto en cualquier cosa? ¡La práctica! Así que manos a la obra:
Lo primero es
preparar unas tarjetitas con dibujos. Si sois unos manitas podéis pintarlos
vosotros mismos, pero si os pasa como a mí también podéis buscar los dibujos
directamente de internet e imprimirlos para ahorraros ese trabajo. Es
importante que pongáis una sola imagen por cada tarjetita, para que el niño se
centre sólo en ella, y reduzcamos las distracciones. Siempre
empezaremos con palabras sencillas (como uno,
pato, perro, mano, mesa), que sean cortitas, no tengan
muchas sílabas trabadas (br, tr, pl…), tengan letras que sabemos que el niño
sabe identificar (si, por ejemplo, la “p”
o la “t” le cuesta mucho la dejaremos
para más adelante)… Ya sabéis, no nos podemos precipitar y vamos avanzando escalón
por escalón, a su ritmo.
Pondremos todas
las tarjetitas que queramos trabajar en esa sesión (teniendo en cuenta que no
podemos pretender que el niño esté haciendo este ejercicio que le supone
dificultad tooooda la tarde) encima de la mesa con el dibujo boca abajo, sin
que el peque pueda ver el dibujo de cada una. Le diremos que escoja una de las
tarjetas, la que él quiera, de esta manera le estaremos haciendo partícipe del
juego, que vea que él también puede tomar decisiones. Supongamos que es un pato. Lo primero será nombrar el dibujo
que hemos dado la vuelta (para asegurarnos de que el niño reconocer que la
imagen es un pato).
Ahora viene
cuando tendremos que adaptar el ejercicio a la capacidad del niño. Si al
pequeño le cuesta mucho reconocer las
sílabas de las palabras, el juego consistirá en identificar el número de
sílabas o golpes de voz que tiene cada uno de los dibujos. Al principio,
empezaremos nosotros dividiendo la palabra en sílabas y dando un golpecito con
la mano en la mesa con cada sílaba, para que el niño reconozca qué es cada sílaba,
cada golpe de voz, y le sea más fácil reconocerlos contando los golpes que
vamos dando (y dando golpecitos también se divierten más). En nuestro ejemplo,
comenzaremos dando un golpe en la mesa mientras decimos pa, y otro mientras decimos to
(recordemos que la palabra era pato). Ahora le preguntamos ¿cuántos golpes
hemos dado? En las siguientes palabras vamos dejando que él vaya asumiendo más
tareas, desde nombrar la palabra dividirla en golpes de voz, y contarlas. Lo
ideal sería que al final no necesitase ayudarse de los golpecitos en la mesa
para reconocer las sílabas.
Si esta tarea ya
sabe hacerla sin mucha dificultad, y le
cuesta identificar los fonemas de las palabras, pasaremos a contar el
número de letras que tiene cada dibujo, tarea que es mucho más difícil que la
anterior, pero también mucho más relacionada con la habilidad lectora. Para
ello, también pediremos al niño que escoja una tarjetita y nombre el dibujo. Lo
siguiente que habrá que hacer será identificar el número de golpes de voz o
sílabas, como hacíamos antes. Ahora, iremos sílaba por sílaba (para que las
unidades de trabajo sean más pequeñas y le resulte más fácil) contando el
número de letras que tiene cada una, para lo cual alargaremos muchísimo cada
una al pronunciarla: Ppppaaaaaa (2
letras), tttttttoooooo (2 letras). El
objetivo será que deje de ser necesario dividir cada palabra en sílabas
previamente, y pueda identificar las letras directamente sin tener tampoco que
alargar su pronunciación.
Espero que estas
propuestas os sirvan para trabajar desde casa, y me encantaría saber qué tal os
ha ido. Sobre todo… ¡mucha paciencia!
Tenemos que tener en cuenta que nuestros hijos no tienen ningún
problema, físico, motor, o deficiencia educativa, sino que presentan una
dificultad específicamente en la lectura que obstaculiza su comprensión.
La lectura cuenta con numerosos procesos intermedios que nos
permiten pasar de las letras escritas individualmente a la comprensión
global de un texto. En las personas sanas, estos procesos se llevan a cabo de
manera inconsciente y automática.En el caso de las personas con dislexia no es así. ¿Pero por qué? Las personas que padecen dislexia presentan una disfunción en alguno de los procesos necesarios para la lectura que les impide realizar esta tarea de forma automática. No todos los casos son iguales, dependiendo del niño, la
raíz del problema puede erradicar en una fase u otra.
Para ayudar a nuestros hijos con dislexia, se recomienda siempre comenzar a trabajar desde la fase inferior, la más elemental, para poder ir
asentando el aprendizaje, evitando así dificultades
o carencias en fases superiores y más complejas.
Antes de nada, es importante diferenciar entre la
capacidad de lectura de una palabra (traducir las palabras impresas), y la
capacidad de comprensión de un texto. Ambas competencias requieren, además, varias
fases para lograrlas.
En este casoanalizaremos lasfases para la lectura de una palabra,y
que pueden suponer una de las bases de la dislexia. Las desglosaremos a continuación
dando una serie de recomendaciones sobre cómo mejorarlas en casa, trabajando
con nuestros hijos codo con codo.
Conciencia fonológica: La primera fase y más elementar para poder llevar a cabo el proceso de lectura. Implica la capacidad de reconocer que las palabras
están formadas en los sonidos que las componen, es decir, reconocer sus fonemas
o unidades de sonido. Según las evidencias, la conciencia fonológica es el
requisito principal para lograr el aprendizaje de la lectura, de manera que quienes
carecen de estas habilidades probablemente tendrán problemas a la hora de
aprender a leer. En consecuencia, enseñar a reconocer los fonemas de las
diferentes palabras mejorará su capacidad para aprender a leer. Una manera de mejorar esta capacidad podría ser dividir las
palabras en sus sílabas, y una vez que realice este proceso adecuadamente, en
sus letras o sonidos. Para hacerlo más divertido, también se pueden unir imágenes
o dibujos que tengan el mismo número de sílabas, o que empiecen o acaben por la
misma sílaba. O también encontrar por la casa o su habitación parejas de objetos que tengan el mismo número de sílabas. El siguiente nivel sería unir aquellas que empiecen/acaben por la
misma letra. Otra opción sería decir palabras que empiecen o acaben por
unas determinadas sílabas, o, un poco más difícil, por la misma letra.Recordad siempre reforzar al niño cada vez que lo intente y se esfuerce, acierte o no. Animadle siempre a continuar y hacerle ver que lo conseguirá.
Decodificación: Es el proceso mediante el que traducimos símbolos gráficos (las letras y palabras escritas) a sonidos. Existen pruebas de que enseñar a los alumnos de manera sistemática aser capaces de producir sonidos para letras o grupos de letras (correspondencia entre letra y pronunciación, llamada instrucción fónica) y mezclar esos sonidos para formar palabras supone una eficaz enseñanza inicial que ayuda a desarrollar este componente de la lectura. Es decir, tenemos que tratar de enseñar a nuestros hijos los sonidos que corresponden a cada letra o a cada combinación de letras. Una manera de practicar esto sería presentar una palabra escrita y pedirle al niño la segmente en sus letras. Posteriormente, debería asociar su correspondiente sonido a cada una de esas letras. El siguiente paso es ensamblar los sonidos formando sus sílabas, para finalmente ensamblar dichas sílabas formando la palabra. No olvides reforzar siempre, felicitando al pequeño por cada paso o avance, aunque se comentan algunos errores, es importante fomentar su persistencia.
Fluidez decodificadora: Una vez que el niño ha aprendido a realizar las tareas anteriores, podemos pasar a esta fase que consiste en mejorar la capacidad de leer rápidamente, con expresión y ritmo. Esta habilidaddepende de la automatización, es decir, que sea capaz de realizarlo sin la necesidad de focalizar toda su atención en cada uno de sus pasos. Es decir, el descifrado de cada una de las palabras debe realizarlo sin esfuerzo, para lo cual necesitará la práctica y repetida experiencia. De esta manera, lograremos que su atención se pueda dedicar en la comprensión del texto en lugar de en el descifrado de sus palabras. Para ello, hay varias alternativas. Pero todas precisan la ayuda de un lector experto (de nuevo, padres al poder). Una opción que funciona genial es la lectura simultánea de textos, que consiste en que ambos leáis de manera conjunta un texto en voz alta, siendo lo importante la práctica diaria. También se pueden realizar lecturas repetidas, que consiste en que el niño lea reiteradamente un breve pero interesante texto hasta alcanzar una fluidez apropiada, cuando se repetirá el proceso, pero con otro texto. Otra alternativa serían las lecturas encadenadas, que consiste en ir prolongando una oración inicial hasta construir un texto parecido a una historia. Por ejemplo:
“Este es el barco del abuelo”.
“Ahí está el gato que vive en el barco del abuelo”. “Las gaviotas siempre se posan al lado del gato que vive en el barco del abuelo” “…”
Acceso al significado: El último paso que tenemos que tratar de lograr es que nuestro pequeño logre el , la búsqueda del significado de una palabra en su memoria. Para ello, es condición necesaria que conozca el significado de aquella palabra que esté intentando leer.Para dicho aprendizaje de significado trataremos de estimular visualmente a nuestro hijo, tratando de lograr un reconocimiento rápido y global de las palabras. Podremos hacerlo mediante una técnica muy divertida: Por ejemplo, podríamos utilizar tres tipos de tarjetas: Una de ellas sería de introducción, en las que aparecerá un dibujo y su correspondiente palabra. La segunda, de afianzamiento, en las que aparecerá sólo el dibujo, y el niño tendrá que nombrarlo, logrando así que asegurarnos de que aprende esta nueva palabra. Por último, presentaremos las tarjetas de asociación, en la que sólo aparecerá la palabra, asegurándonos así de que la ha aprendido eficazmente.
¿Qué os ha parecido? ¿Habéis probado ya alguna de estas recomendaciones? ¡Contadme vuestra experiencia!