Si la dislexia
no es detectada, puede confundirse a esa persona con alguien vago, con falta de
interés, que no trata de esforzarse en las tareas académicas… Por ello, no
debemos recibir la noticia de padecer dislexia como un peso más que llevar
sobre nuestra espalda, sino como una oportunidad
que nos permite darnos cuenta del foco de los problemas para aprender a
solucionarlos o compensarlos.
Para ello, hay
muchísimos ejercicios que podemos hacer incluso desde casa, que ayudan a
mejorar poco a poco nuestra lectura y escritura. Estos ejercicios se enfocan desde las dificultades más habituales que
padece cada persona con dislexia, para tratar de ir eliminándolas poco a
poco, hasta lograr una lecto-escritura óptima.
Por esta razón, gran
parte de los ejercicios que han demostrado su eficacia tratan de mejorar la conciencia fonológica (el
reconocimiento de que las palabras se descomponen en unidades más pequeñas: sílabas,
letras, sonidos…) de quien tiene dislexia, ya que suele ser una de sus implicaciones
más frecuente y se relaciona con una lectura y escritura más deficiente.
Algunos de estos ejercicios consisten en encontrar los fonemas comunes entre dos palabras, otros en encontrar el fonema que falta en una palabra, o en añadir fonemas para crear nuevas palabras,
por ejemplo.
Otro ejercicio que
también se centra en mejorar la conciencia fonológica consiste en presentarle
al niño dos palabras, entre las cuales tiene que elegir cuál es la correcta. Un ejemplo es darle una tarjeta que
tenga escrito dos palabras: Calamar y
Capamar. El niño tendrá que elegir, tras
leer ambas tarjetas, y seleccionar la que está escrita apropiadamente (en este
caso, redondeará la palabra “calamar”).
Se pueden
proponer tantas parejas de palabras como se quieran. Yo os dejo aquí unos
ejemplos con los que podéis practicar en casa:
Radiador – Rapiador
Zuco – Zumo
Estuche – Esluche
Tared – Pared
Mesa – Fesa
Pamel – Papel
Celocotón – Melocotón
Bolígrafo
– Botígrafo
Inicialmente es
mejor no elegir palabras que nos hagan elegir entre sonidos que se escriben
igual como b/v o g/j o la h, ya que tratamos de hacer entender al pequeño de
que a cada sonido le corresponde una determinada letra.
Pero demás,
modificando un poco este juego, podemos fomentar además la eficiencia lectora, es decir, la cantidad de palabras leídas o
escritas correctamente por unidad de tiempo (en otras palabras, intentaremos
que el niño sea capaz de leer y escribir mejor y más rápido). Para ello,
escribiremos una frase en la que una de las palabras estará en blanco, como
podéis ver en el ejemplo:
A María le gusta mucho comer…
Postadas Tosladas Tostadas Tostado
El niño tendrá
que leer la frase, la cual ya le dará una idea sobre el tipo de palabra que
vendrá a continuación (en este caso, un sustantivo. Por ejemplo, un adjetivo
como “tostado” se tendrá que descartar), y seleccionar la palabra que cree más
adecuada (en este caso, “tostadas”).
Belén Tomé - Psicóloga
trabasse.com
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