Últimamente se está difundiendo mucha información sobre la
dislexia, y está empezando a ser un tema de interés, a diferencia del completo desconocimiento
(con su consecuente indiferencia) que había años atrás. Pero, ¿por qué tanto
revuelo? ¿Por qué están apareciendo
tantos “test para saber si tienes dislexia”? ¿Por qué tantos “test para
saber si tu hijo es disléxico? Este boom con el diagnóstico de la
dislexia puede
deberse a su importancia en la vida cotidiana de quien la padece, y a la
posibilidad de evitar estas implicaciones con una intervención temprana.
Para los despistados: La dislexia
consiste en una dificultad específica para aprender a leer (y normalmente
también a escribir). Y aquí tenemos que fijarnos en la palabra “específica”, es
decir, que el problema está solo en la lecto-escritura. Y entonces,
¿por qué es tan importante ese diagnóstico de dislexia o dificultades en la
lecto-escritura? Precisamente porque las dificultades seguirán siendo
específicas solo al principio, en
los primeros años. Por eso, cuanto antes nos demos cuenta y hagamos algo, mejor.
Cuando comienza
el aprendizaje de la lectura y la escritura se estudian las letras, las
sílabas, palabras… Luego breves lecturas con palabras simples, para que puedan centrarse
en entender el texto en lugar de en descifrar las palabras. Si alguien se
ha quedado atrás podrá compensar su déficit y lograr la comprensión lectora gracias
a que no necesitará mucho esfuerzo para descifrar esas palabras y que el
significado del texto es simple. Sin embargo, poco a poco los textos se van
complicando, con palabras cada vez menos conocidas, y significados más
complejos. Esto hace que centren todas sus capacidades en descifrar las
palabras y entenderlas, complicando el encontrar un sentido a lo leído.
Posteriormente, el resto de asignaturas emplean
este tipo de textos, complejos, para el aprendizaje de otras
materias. Por ejemplo, los problemas de matemáticas cada vez tendrán enunciados
más largos y difíciles, lo que puede hacer que el niño se centre en intentar
descifrar las palabras y olvide lo que le están pidiendo. Por ello, no sabrá
qué operaciones matemáticas ha de realizar, aunque sepa hacerlas a la
perfección.
Además, sólo se aprende a leer leyendo y debido a que, en
muchas ocasiones, lo único que los niños con dificultades de lectura o dislexia
consiguen al enfrentarse a textos tan complejos es frustración, tratarán de
evitar la lectura, lo que termina aumentando sus dificultades.
Esto es llamado el “efecto
bola de nieve”, porque se asemeja a si dejamos caer una bola de nieve en lo
alto de una montaña, que por mucho que al principio sea muy pequeña (las
dificultades estén centradas en la lectura), a medida que rueda irá cogiendo
más y más nieve, haciéndose cada vez más grande (las implicaciones serán cada
vez serán mayores).
Por todo esto, vemos la importancia de un diagnóstico
temprano, cuanto antes mejor, para lograr una intervención que se adapte a las
necesidades de cada niño, evitando que las dificultades empañen el resto de las
capacidades intactas de los pequeños. En caso de que os
sentáis identificados y busquéis cómo mejorar
la comprensión lectora, aquí podemos encontrar algunos truquillos
más.
Ante todo, no aceptemos un “es que el niño no se esfuerza”,
cuando sabemos perfectamente que sí lo hace. ¡Seguiremos trabajando!
Belén Tomé - Psicóloga
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