El poder de tus palabras en el rendimiento de niños con dislexia.

Estoy segura de que, si haces un poco de memoria, puedes encontrar alguna cosa que nunca has llegado a hacer porque alguien (o todo el mundo) dijo que no lo conseguirías, o que era algo imposible. Por ejemplo, no haber llegado a comenzar siquiera esa dieta que siempre pospones, no haber echado el curriculum en ese puesto de trabajo para el que había tantísimos aspirantes, no haber tratado de arreglar ese mueble de casa… Porque alguien te dijo que no podrías, que no valías, que era imposible.
Cuando llegamos a creer firmemente que, hagamos lo que hagamos, independientemente de todo el empeño que pongamos, no vamos a conseguir algo, simplemente no haremos ni el mínimo intento por lograrlo. Podemos pensar… ¿Para qué me voy a esforzar si igualmente no lo voy a conseguir?

Seguro que lo habéis escuchado alguna vez. Es ya famoso aquel proverbio que versa “Y como no sabía que era imposible, lo hizo”. Me parece muy apropiada esta historia que leí hace poco:

Había una vez dos niños que patinaban sobre una laguna helada. Era una tarde nublada y fría pero los niños jugaban sin preocupación. De pronto, el hielo se reventó y uno de los niños cayó al agua, quedando atrapado. El otro niño, viendo que su amigo se ahogaba bajo el hielo, tomó una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logró romper la capa helada, agarró a su amigo y lo salvó.
Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaban cómo lo hizo, pues el hielo era muy grueso. “Es imposible que haya podido romperlo con esa piedra y sus manos tan pequeñas”, afirmaba.
En ese momento apareció un anciano y dijo:
   - Yo sé cómo lo hizo.
   - ¿Cómo?
   - No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo.

El nombre para este suceso es el Efecto Pigmalión. Consiste en que las creencias que una persona tiene sobre otra pueden llegar a hacerse realidad. Pueden llegar a afectar a la conducta, y en consecuencia, al rendimiento de esa persona. Es como una Profecía Autocumplida, porque somos nosotros mismos quienes permitimos que ésta se cumpla. Esas expectativas que alguien tiene sobre nosotros nos incitan a actuar de manera que esa creencia se vuelva cierta.

EjerciciosDislexiaHace muchos años, Rosenthal y Jacobson realizaron un estudio súper interesante sobre este tema. Hicieron creer a los profesores de un colegio que determinados alumnos, elegidos aleatoriamente, eran los más inteligentes y capacitados de la clase. Les dijeron que habían obtenido una puntuación elevadísima en un test, que eran superdotados, cuando, en realidad, sus resultados eran similares a los del resto de alumnos. La consecuencia fue que, efectivamente, a final de curso, al valorar sus resultados académicos, consiguieron mucho mejores resultados escolares y mejores calificaciones en los exámenes. ¿Cómo podemos explicar esto? Gracias a la profecía autocumplida o Efecto Pigmalión que llevaron a cabo los profesores. Su expectativa era que esos alumnos obtuvieran mejor rendimiento y calificaciones, de manera que, inconscientemente, se esforzaron más en solventar sus dudas, les hicieron creer en sí mismos, y estimularon en mayor medida su aprendizaje.

Nos esforzamos mucho por educar a nuestros hijos lo mejor posible. Les decimos lo que está bien y lo que está mal, tratamos de enseñarles a que respeten a los demás, a que se esfuercen… Pero tenemos que tener en cuenta que también le transmitimos las expectativas que tenemos sobre ellos. Si creemos en nuestros pequeños, ellos también creerán en sí mismos, y será mucho más fácil alcanzar el éxito en aquello que se propongan. En este enlace tenéis mucha más información sobre lo importante que es el Efecto Pigmalión en nuestra vida cotidiana.

Hace poco encontré este vídeo, y me parece que narra a la perfección cómo nos puede jugar una mala pasada las expectativas que alguien tenga sobre nosotros. Pero también al revés, también puede darnos alas para conseguir lo que se quiera. Si tenemos un hijo con dificultades de aprendizaje o dislexia no se lo hagamos aún más difícil, confiemos en él y hagámoselo ver. No permitamos que se dé por vencido y mucho menos antes de intentarlo.


¡No tiréis la toalla, con esfuerzo todos podemos lograr aquello que nos propongamos!


Belén Tomé - Psicóloga


Ejercicios de conciencia fonológica para mejorar la lectura.

Está demostradísima la relación que hay entre el nivel de conciencia fonológica que cada persona tiene y su habilidad lectora. Por ello, será importante que tratemos de mejorar esta habilidad para lograr mejorar la lectura, y aún más en personas que tienen dislexia. Y… ¿cómo lo hacemos? Hay muchísimas opciones y ejercicios que tratan la conciencia fonológica y pueden ayudar a mejorar la lectura.

Lo primero, aunque muchos ya lo tendréis más que estudiado… ¿Qué es eso de la “conciencia fonológica”? Es la habilidad más elemental (la primera) que tenemos que llevar a cabo para ser capaces de leer. Hace que seamos capaces de reconocer cada sonido del que las diferentes palabras están formadas. Primero, los niños o personas que aprenden un idioma, serán capaces de reconocer dónde empiezan y terminan las palabras dentro de una frase, luego, serán capaces de descubrir que cada palabra se puede romper en fragmentos más pequeños, las sílabas. El máximo nivel de desarrollo de la conciencia fonológica implica ser capaces de descubrir que cada palabra está formada por los sonidos más elementales, el sonido que corresponde a cada letra.

Poder reconocer que cada palabra se divide en los sonidos de cada letra que la compone es la habilidad más complicada de la conciencia fonológica, pero también la más importante para aprender a leer. Por ello, hay diversos ejercicios y juegos que tratan de fomentar esta habilidad, como algunos juegos de toda la vida, o el que veremos a continuación.

Tendremos que hacer o buscar una serie de dibujitos que prepararemos en tarjetitas. Inicialmente buscaremos que sean palabras cortitas, con sólo un par de sílabas, como de una mano, una taza, un ojo, una caja (también los podemos buscar en internet si no se nos da demasiado bien eso de dibujar)... Cogeremos dos de las tarjetitas, que sólo compartan uno de sus sonidos, como la del ojo y la de la caja (que sólo comparten el sonido “j”). ¡Ahora ya podemos empezar a aprender jugando!

EjerciciosDislexia
Le enseñamos las dos tarjetas, y le pediremos que nombre sus dibujos. Dejaremos que el niño elija una de las dos tarjetas o palabras, y nosotros nos quedaremos con la otra. Si nosotros nos hemos quedado con la tarjeta que tiene dibujado un ojo, la dividiremos en sus golpes de voz o sílabas, dando ejemplo al niño: O-jo. A continuación, el niño habrá de dividir en golpes de voz la suya: Ca-ja. Cada uno, dibujaremos en nuestra tarjeta tantos cuadrados como sílabas o golpes de voz (dos cuadraditos, para ayudarnos a liberar nuestra memoria).

A continuación, elegimos una de nuestras sílabas (representada por un cuadradito), y el niño hace lo mismo. Pronunciamos lentamente la sílaba que hemos elegido, alargando muchísimo los sonidos que la componen (“Ooooo”), y pedimos al niño que haga lo mismo con la suya (Cccccaaaaaa”). Comparamos nuestras pronunciaciones, y le preguntamos al niño si las dos sílabas son iguales o si comparten algún sonido.

En este caso no lo hacen, así que hacemos lo mismo con el otro golpe de voz. Alargamos los sonidos de nuestra sílaba (“Jjjjooo”) y pedimos al niño que haga lo mismo con la suya (“Jjjjjjjaaaaa”). De nuevo, le preguntamos al pequeño si las dos sílabas son iguales o si tienen algún sonido que suene igual. En este caso, el niño se dará cuenta de que ambas palabras comparten el sonido “Jjjjjj”.


Este juego fomentará que los niños se hagan conscientes de que las palabras se componen de unidades más pequeñas (sílabas y sonidos), y que diferentes palabras pueden estar compuestas por los mismos sonidos. Se impulsará así el desarrollo de la conciencia fonológica, que, como ya sabemos, influye muchísimo en la capacidad lectora, implicando que a mayor conciencia fonológica, ¡mejor leemos!


Belén Tomé - Psicóloga